Y es que esta breve novela es y será una máquina de interpretaciones y opiniones divergentes y siempre surgen nuevas ideas tras su lectura. Una, particular tema de obsesión para los más jóvenes, es la de la autopercepción. A veces nos sentimos como insectos, como seres repugnantes e insignificantes que pueden ser aplastados en cualquier momento. Este proceso de deshumanización que sufre el protagonista de la historia está relacionado con las nuevas formas de vida de principios del siglo XX, producto de la urbanización y los trabajos industriales y hasta se le ha señalado como una anticipación al sentimiento que produjeron los totalitarismos y genocidios de la Segunda Guerra Mundial.
Otro tema importante, es el del futuro y el sentido de la existencia. Cuando no tienes la menor idea de lo que vas a hacer con tu vida y te quejas y angustias por el porvenir, las cosas pueden cobrar otro cariz cuando de repente tienes seis patas y caparazón. Es increíble como la principal preocupación de Gregorio es que va a decir a su jefe en el trabajo o el tema del dinero, y como a su familia también es lo único que le importa. Sin duda, y como se ve también en El proceso, el escritor checo se adelanta al existencialismo.
Y ahí hay otro tema clásico: las relaciones con el mundo exterior, en especial con la familia. Cuando sientes que a tu familia no le importas más que a una simple cucaracha y te das cuenta que estás solo en el mundo, y ese mismo aislamiento sucede con el jefe de la chamba, los huéspedes, las criadas, todo se ve desde diferente perspectiva. Supongo que ese tipo de cosas hacen que te vuelvas emo.
La idea de una historia con animales que hablan o piensan (Firmin de Sam Savage, Tombuctú de Paul Auster, Maldito Karma de David Safier, Los Perros hambrientos o Rebelión en la granja, etc.) aparentemente resulta simpática, pero en La metamorfosis se tuerce y se convierta en una pesadilla horrenda. La pérdida de lo humano en Samsa no solo nos recuerda que todos somos animales, sino que podemos ser peor incluso. Gregorio por su condición y a través de sus penurias es tratado como un mounstro, pero él no lo es: el infierno (y los mounstros) son los otros.
Y así, podríamos seguir hasta el infinito porque las interpretaciones son innumerables. Terminaré con otra. Por ahí encontré una interpretación que refiere que Gregorio en realidad nunca se convierte en insecto, sino que llega a sentirse así por su situación asfixiante y muere convencido que se ha transformado en artrópodo. Tanto poder tiene la visión externa que sugestiona al personaje principal hasta hacerlo vivir en un mundo que no existe. Ese es, de alguna forma, el gran poder de la Literatura.