Los costos de mercado no se establecen de cualquier modo, tienen una razón de ser. La mayoría de las veces no vemos el hecho de que el montante total de la facturación no forma realmente un salario, sino más bien una cantidad bárbara de la que es necesario quitar todos y cada uno de los gastos y también los impuestos relacionados con la actividad, y créeme, la lista no es pequeña. De todo esto se infiere que la aceptación sistemática de unas tarifas de traducción pequeñas lleva irremediablemente al estancamiento, por cuanto impide efectuar las inversiones precisas para prosperar y asegurar el mantenimiento futuro de la actividad.
Un aspecto que se presta en muchas ocasiones a la confusión es el de las tarifas de traducción. Sobre todo al principio de la actividad, uno tiende a admitir tácitamente los costos que le marca la compañía contratante, guiado como es normal por el deseo de introducirse en el mercado de la manera más rápida posible. Afirmemos claramente que las compañías se clasifican en las que peguntan sus tarifas y las que dictan sus costos al traductor. Este detalle supuestamente sutil es un claro indicador del talante del usuario y patentiza inequívocamente sobre qué base se marcha a basar la relación cliente del servicio-traductor de cara al futuro.
Vamos a verlo ahora del otro lado y veamos unos ejemplos de las tarifas de traducción expresadas por palabra original y en la combinación inglés-español, que resultan rentables a las compañías que nos contratan. Quizá estos casos sirvan de ayuda para delimitar nuestra lista de costes.
El material a traducir acostumbra a estar preparado y requiere un servicio solamente de traducción o bien revisión. En España, en el coste que acostumbra a plantear la agencia de traducción se vislumbra el campo de traducción, el tipo y formato de los ficheros, la experiencia del traductor, etcétera Los costes fluctúan en función de cada cliente del servicio. Coste mínimo orientativo: 0,03 €/pal. Costo máximo orientativo: 0,06 €/pal.)
Los clientes del servicio (agencias de traducción o bien empresas de cualquier otro campo) no son entes maléficos que gozan bajando las tarifas a los traductores. Sencillamente hacen su trabajo. Al contrario, los costos son los que son por el hecho de que hay traductores que los admiten. Si revientas costes es tu elección, mas debes saber que con esto destrozas tus posibilidades de progresión profesional.
Ya antes de admitir un proyecto, trata de compilar información que te deje revisar la seriedad y solvencia del usuario. Más esencial que proteger unas tarifas razonables es cobrarlas. Debes aprender a decir que no a todos aquellos proyectos que no cumplan los requisitos que hayas determinado.
En todo instante, controla la contabilidad de cada cuenta de usuario y sobre todo de los pagos pendientes de cada proyecto. No esperes que ya va a llegar el pago. Inspecciona los plazos y, vencida la factura, verifica la transferencia o bien la recepción del talón. Si el pago no ha sido emitido, ponte en contacto inmediatamente con el cliente del servicio para conocer el estado del mismo. No atribuyas cualquier retraso de forma automática a la mala fe del cliente del servicio, mas sé firme en tu reclamación de los cobros.
Cuando trabajes con una agencia de traducción, en general esta deseará separar las tarifas de traducción atendiendo a unas categorías predefinidas. En el caso de las agencias de traducción nacionales, estas prácticas en general solo son convenientes en la función de la tarifa acordada para que las palabras se acerquen a la franja elevada de la gama de costos ya antes mentada. Las tarifas para el resto de los conceptos han de ser, naturalmente, proporcionales.
Si un costo te resulta insostenible, no comprometas la calidad para hacerlo rentable (esto es, no consultando todas y cada una de las dudas que debieses, traduciendo a ritmo vertiginoso, no examinando tu trabajo las veces que sea preciso…). Conserva la calidad, mejórala siempre y cuando puedas y establece para ella unas tarifas razonables. En el momento en que un cliente del servicio no resulta rentable, es el instante de comenzar a buscar otro.