Para la base utilizamos un bizcocho de chocolate, que siempre tiene éxito. Y más, si es para niños. Además, para que estuviera más jugoso, lo rellenamos de crema pastelera.
La decoración fue muy sencilla, porque utilizamos un molde con la forma de Bob Esponja, así que simplemente fuimos recortando las piezas de fondant y, presionando ligeramente cada pieza sobre el molde, les fuimos dando la forma y el relieve perfectos. Después solamente había que colocarlas sobre el bizcocho en el lugar correcto.
La tarta la acompañamos con unas galletinas para entregar a cada niño (puedes consultar el paso a paso aquí).
Marina quedó encantada, y de la tarta y las galletas no quedaron ni las migas!!!