No sé si lo recordáis, pero el año pasado le hice a mi madre por su cumpleaños una tarta de zanahoria que estaba muy rica pero que sufrió algún percance en el traslado desde mi casa a la suya y llegó con la cobertura un poco accidentada. Para evitar sorpresas, este año me había puesto en plan profesional, con portatartas y todo… y resulta que para lucirme elegí una receta de tarta de sirope de arce y pacanas que resultó ser un fracaso de proporciones bíblicas. Ya cuando metí la masa en el horno supe que algo no iba bien, porque la mezcla era un engrudo en el que la mantequilla se negaba a ligarse con el azúcar, el azúcar estaba diseminado en grumos por todo el molde y los huevos iban a su rollo sin hablarse con el resto de los ingredientes. Acabé con dos pisos de bizcocho plano…