Algunas veces desearía poder vivir cerca del mar. Levantarme por la mañana, abrir la ventana y que la primera bocanada de aire del día fuese de brisa marina. El mar tiene un poder especial, una magia, un encanto, es inexplicable.
Este año pensábamos que no podríamos venir, pero al final, aquí estoy. Encantada y deseando que las horas y los días se paren.
Me he traído mil y una revistas de cocina, varios libros (de cocina, cómo no), otro increíble (también relacionado con la cocina, pero de otra forma y del que ya os hablaré porque merece la pena), pero llego a la playa y me quedo absorta mirando las olas, escuchando el sonido, las palabras, el lenguaje que transmiten y las horas se me pasan así... Enamorada sin remedio.
En fin, que yo estoy de vacaciones, pero sigo enganchada a mi blog y, cómo no, a El fogón de los cocinillas. Enganchada a mis compañeros de blog que son increíbles y de los que aprendo día a día. Y es que, de verdad, esta experiencia que aún no sé si saldrá bien o qué pasará, porque requiere mucho, mucho tiempo, para mí está siendo absolutamente increíble.
En facebook tenemos página http://www.facebook.com/helena.oteo
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Gracias a todos los que ya os habéis unido porque el principio siempre es lo más difícil.
Y gracias a los que seguís leyendo mi blog, a pesar de que últimamente me reparto entre ambos y no tengo tiempo para mucho más.
Gracias por vuestros comentarios y por estar ahí. De verdad, muchísimas gracias!!!
1 lámina de hojaldre
400 gr de queso tipo Philadelphia
3 huevos
200 gr de azúcar
12 hojitas de hierbabuena fresca
1.- Forramos un molde bajo con papel de horno, extendemos la lámina de hojaldre sobre el molde.