¡Muy buenas de nuevo!
Ya estoy por aquí para traeros otra receta, sí, otra más, de TARTA DE QUESO.
Los que me leéis desde hace tiempo sabréis mi pasión por ella. Y también que me he propuesto hacer un recetario de todas las variedades del mundo (de hecho ya he empezado creando un apartado exclusivo para ellas en la sección de Recetas Dulces).
Como ya os comenté en el post de la Tarta Degradada, la semana pasada fue tanto mi santo como el cumpleaños de mi hermana.
La tarta degradada fue para ella y siendo mi santo, no podía evitar homenajearme y hacerme mi postre favorito.
Al principio iba a hacer mi receta de EL CHEESECAKE PERFECTO, que publiqué hace unos meses. Es que es perfecto, de verdad. No tiene defectos (y está mal que yo lo diga).
Bueno, si tiene uno... ¡Es una bomba calórica y grasa!
Así que decidí que esta vez tocaba preparar un cheesecake de queso fresco, que fuera 0% y que tuviera poco azúcar para poder disfrutarlo sin remordimientos.
Tengo esta receta desde hace más de 6 años. Sí, os lo prometo. Y ahora me pregunto ¿por qué no la he preparado antes, Dios mío?
¿Que por qué la tengo desde hace tanto tiempo? La responsable fue mi madre.
Veréis, he llevado ortodoncia desde que estaba en el colegio y eso significa que durante mucho tiempo estuve yendo muy frecuentemente al dentista. Éste tenía la típica sala de espera con revistas que no cambiaba muy a menudo (vamos, que tenía de dos años atrás por lo menos). Una vez que fuimos vi una en la que aparecía una foto de una tarta de queso que quitaba el hipo. Le supliqué a mi madre que encontrara la revista, que necesitaba que me hiciera esa tarta (por aquel entonces no horneaba nada :D).
Pero no había manera... Y por aquel entonces los móviles o no tenían cámara o ésta era malísima. Así que harta de escucharme pedir la revista y de no poder encontrarla, una buena tarde mi madre arrancó la página de la revista del dentista y nos la trajimos a casa.
La verdad es que, después de tanto follón, la receta quedó en una carpeta, esperando la ocasión perfecta para hornearse. Hasta que ese momento llegó el fin de semana pasado. Y ahora sí que puedo prometer, y prometo, que la repetiré hasta la saciedad, tantas veces como le dije a mi madre que me consiguiera la revista.
Ya veréis que no vais a echar para nada de menos la grasa. Queda súper ligera, esponjosa y con un ligero toque a limón (he pasado de la vainilla esta vez) que hace que entre sola y no empache después de una comilona.
Podéis decorarla con cualquier mermelada que os guste. Yo no se la pongo porque sabéis que a mi me gusta el cheesecake "desnudo y puro" jajaja.
Aquí os dejo la receta. Por favor, no hagáis como yo y la dejéis olvidada en un cajón. Es la mejor tarta de queso light que vais a probar jamás.
TARTA DE QUESO FRESCO 0%
Receta adaptada de una revista perdida.
Ingredientes para un molde de 23 cm:
Para la base de galleta:
- 200 g de galletas tipo Digestive trituradas
- 100 g de mantequilla
Para el relleno:
- 4 claras de huevo
- 500 g de queso fresco batido 0%
- 50 g de harina
- 100 g de azúcar
- Ralladura de limón al gusto (yo usé un cuarto).
- Una pizca de sal.
Elaboración:1. Precalentamos el horno a 200º y forramos un molde desmoldable con papel de aluminio por fuera. Lo engrasamos con un poco de spray desmoldante o mantequilla.
2. Comenzamos con la base de galleta. Trituramos las galletas, fundimos la mantequilla y mezclamos ambas. Os recomiendo que incorporéis la mantequilla poco a poco por si acaso no tenéis que echarla toda. Cuando al coger un poco de galleta triturada y al apretarla se quede compacta sin deshacerse, estará lista.
3. Extendemos la base de galleta sobre el molde y lo metemos en el congelador mientras preparamos el relleno.
4. Para preparar el relleno, primero mezclamos el queso con la harina tamizada, el azúcar y el limón. Mezclamos con una cuchara de madera y muy cuidadosamente.
5. Montamos las claras con la pizca de sal a punto de nieve y las añadimos cuidadosamente a la mezcla de queso, usando movimientos envolventes y siempre de abajo hacia arriba, desde dentro hacia afuera.
6. Ponemos la mezcla en el molde y alisamos la superficie con una espátula. Colocamos el molde sobre una fuente de horno con agua hasta la mitad del molde.
7. Horneamos durante unos 40 minutos. Yo cuando llevaba unos 20 le bajé la temperatura a 150º porque se me estaba tostando demasiado rápido, por lo que probablemente vosotros también tendréis que hacerlo.
8. Una vez transcurrido el tiempo de horneado, apagamos el horno, dejamos la puerta ligeramente abierta y dejamos que nuestra tarta se atempere dentro. Después la sacamos, la dejamos que se enfríe por completo sobre la encimera y después la metemos a la nevera durante toda la noche.
¡Pues ahí la tenéis!
Preparadla pronto y me contáis que tal.
Besitos,