Empezamos con una tarta de queso sin horno que nos zampamos en mi casa en nochebuena. ¡A ver qué os parece! Al lío...
Preparación: 1. Pon a remojar las láminas de gelatina en agua fría. Si prefieres usar gelatina en polvo, puedes ahorrarte este paso. 2. Calienta el agua al fuego y añade el azúcar. Cuando esté totalmente disuelto, aparta del fuego y añade la gelatina, dando vueltas hasta que se disuelva completamente. 3. Deja templar el almíbar con la gelatina y añádelo al requesón, mezclando bien. 4. En un bol aparte monta la nata y cuando esté lista añade poco al poco a la mezcla de requesón con movimientos suaves hasta que quede totalmente integrado. 5. Deshaz las galletas en miguitas. Puedes colocarlas en trozos grandes en una bolsa para congelar y pasar por encima un rodillo hasta que estén bien machacadas. 6. Mezcla las galletas con la mantequilla hasta conseguir una mezcla homogénea. 7. Cubre el fondo de un molde con las galletas y vierte encima la mezcla de requesón, nata, almíbar y gelatina y deja cuajar en la nevera durante un mínimo de 2 horas. 8. Desmolda y cubre con mermelada de fresa, frambuesa o arándanos.
La verdad es que la tarta no aguantó muy bien en la nevera hasta el día siguiente, estaba mucho mejor recién hecha, así que... no es que te recomiende que te des el atracón, pero será mejor si preparas (más o menos) la cantidad que vas a consumir en el día.
Hemos adaptado esta receta del libro Cocinar con Inés y Simone Ortega. Cocina internacional.