Pues eso, que aunque muy tarde, creo que esto lo estoy publicando en los últimos minutos del ¡¡día de San Patricio!!.Hoy es mi santo y este año me había propuesto darme el homenaje de preparar la tarta Guinness, que tan famosa es y tan rica está. Yo no la había preparado antes en casa, al menos no correctamente. Me ha encantado, pero es una tarta cañón, de esas que catalogo como "muerte por chocolate" aunque en este caso, sería una mezcla de chocolate y frosting brutal. Muerte por azúcar quizás...
Pues eso, que aunque esta tarta será la más popular de la red hoy, yo me doy mi propio homenaje y la he disfrutado a tope, porque ya no queda casi ni las migas.
Para los que aún no la conozcáis no esperéis mas, porque no sabéis lo que os perdéis. Creo que probaré nuevos platos con cerveza, ahora que estoy en racha.
Para esta tarta he utilizado la receta de Food&Cook, de Silvia, que me pareció perfectamente adaptada de la de Nigella Lawson.
Ingredientes:
- 250 ml cerveza negra Guinness stout
- 250 g de mantequilla
- 75 g de cacao en polvo Valor
- 400 g de azúcar
- 140 ml. de nata líquida para montar
- 2 huevos
- 1 cdta de vainilla líquida
- 250 g de harina para repostería
- 2’5 cdtas de bicarbonato
Para el frosting
- 300 g de queso Philadelpia
- 150 g de azúcar glas
- 360 ml de nata líquida para montar
Ponemos en un cazo a calentar la cerveza y antes de que hierva añadimos la mantequilla (si está en pomada mejor). Removemos bien hasta que se derrita completamente, retiramos del fuego y lo reservamos.
En un bol aparte ponemos el cacao, el azúcar, la harina y el bicarbonato y mezclamos todo bien, reservándolo.
En otro recipiente ponemos la nata líquida, los huevos y la vainilla líquida y batimos bien hasta que obtengamos una mezcla uniforme. En este caso lo he realizado todo a mano, no requiere thermomix o KA pero se puede hacer igualmente con su ayuda.
Después añadimos poco a poco la mezcla de la cerveza con mantequilla y lo integramos todo.
Para finalizar volcamos los ingredientes líquidos sobre los secos y vamos batiendo con cuidado para que no se formen grumos y poco a poco tengamos una mezcla fina y ligera.
Es verdad que queda bastante líquida, pero es así.
Engrasamos y forramos con papel de horno un molde de unos 24 cm. Yo hice una grande, de 22 cm y otra pequeña de 8 cm, así que podéis calcular para una grande.
A mí me parece importante emplear un poco de tiempo en forrar bien los moldes, porque te aseguras que quede bastante mejor y que suba equilibrado.
Esta tarta sube mucho, aunque hay que asegurarse de no abrir el horno hasta pasada media hora al menos porque corremos el riesgo de que baje.
Precalentamos el horno a 180ºC, calor arriba y abajo.
Introducimos el molde al horno y lo dejamos durante 45 minutos, vigilando con un palillo para que se haga bien en el interior.
Cuando finalice el tiempo, sacamos la tarta del molde y la dejamos reposar boca-abajo hasta enfriar. De esta manera se igualará el borde superior si no ha subido en exceso, pero si no está recto lo igualaremos con un cuchillo.
Podemos preparar el frosting mientras tanto:
Hay que montar la nata líquida y dejarla en una fuente.
Por otro lado mezclamos el queso Philadelphia con el azúcar glass hasta que tengamos una crema ligera. Añadiremos con cuidado la nata montada y mezclamos suavemente para obtener nuestro frosting que simulará la espuma de la cerveza negra.
Cuando la tarta esté fría colocamos por encima el frosting, repartiéndolo sólo por la parte superior de la tarta, abundantemente y simulando espuma, no hace falta que esté recto ni equilibrado, es desigual.
Y tenemos lista nuestra tarta, tiene un sabor increíble pero es una auténtica bomba calórica, esto no tiene nada de dieta, pero un día es un día.
Dime que es Viernes: gastroblog.