Aunque en verano me hago el firme propósito de no encender el horno, lo cierto es que no puedo resistirme a las deliciosas y apañadas tartas saladas.
Llevo un mes de pruebas y consultas médicas con mis padres y me resuelve dejar algo preparado para llegar a casa y acompañar con un gazpacho o una ensalada.
Esta vez he improvisado con una masa de hojaldre y, en lugar de hacer un hojaldre cubierto he optado por dejar la tarta "al aire". La clave es preparar la bechamel un poco espesa para que no se desmorone la tartaleta.
Para 8 personas:
- un paquete de masa de hojaldre (en el frontal fresco del súper)
- 200 g de salmón ahumado
- 1 cebolleta grande o dos pequeñas
- 1 puerro
- 2 huevos cocidos
- perejil fresco
- aceite de oliva virgen
- 2 cucharadas de harina de trigo
- 1/4 L de leche (o un poco más)
- 1 yema de huevo
- sal
Se cubre el fondo de una cacerola o sartén grande con un poco de aceite de oliva y se pocha despacio la cebolla y el puerro cortados en juliana (en trozos pequeños).
Mientras tanto se va desenrollando la masa y se estira y se coloca sobre un molde circular. Se pincha con un tenedor y se reserva. Se precalienta el horno a 220ºC.
Se pican los 2 huevos duros y el salmón ahumado (salvo 2 o 3 lonchas que reservamos para la decoración final). Se lava y se pica el perejil.
Sobre la cebolla y puerro pochados se añaden las dos cucharadas de harina y se mueve con una cuchara de palo hasta que se haga una bola o masa homogénea. Se va incorporando la leche, poco a poco, hasta conseguir una masa como la de las croquetas. Se sala ligeramente, pues el salmón ahumado ya está salado.
Se agrega a la masa el huevo duro picado, el salmón laminado en tiras y el perejil y se remueve todo.
Se vierte la pasta de bechamel y salmón sobre la masa de hojaldre y se introduce en el horno, con calor arriba y abajo a unos 220º, durante unos 10-15 minutos (según vuestro horno, cada uno es diferente).