Muy sencilla de hacer, solamente requiere un poquito de paciencia. Pero vale la pena y mucho!!
Ingredientes
Para el bizcocho:
6 huevos
200 gr. de azúcar
200 gr. de harina
1 cucharadita de levadura
1 cucharadita de canela
1 cucharadita de vainilla
50 ml. de leche
Para la salsa que baña el bizcocho:
300 ml. leche condensada
300 ml. leche evaporada
300 ml. de nata
1 cucharadita de vainilla
Para el merengue:
3 claras de huevo
Una pizca de sal
170 gr. de azúcar
1/2 cucharadita de harina de maíz (tipo Maizena)
Precalentamos el horno a 180º y preparamos el molde que vayamos a utilizar untándolo con mantequilla y espolvoreándole harina. Nosotras utilizamos uno de vidrio (tipo Pyrex) bastante alto porque sube bastante.
Separamos las yemas de las claras.
En un bol mezclamos las yemas con el azúcar hasta conseguir una crema blanquecina y consigamos duplicar su volumen, y le incorporamos la leche, la canela y la vainilla (llegados a este punto, pensé en añadir ralladura de piel de naranja pero se me olvidó, en la próxima lo hago, seguro que le queda bien).
Añadimos la levadura y la harina tamizadas. Montamos las claras y las añadimos a la mezcla con movimientos suaves y envolventes para mantener su volumen.
Ponemos la mezcla en el molde y horneamos durante 40-45 minutos o hasta que esté doradito y al pinchar con un palillo salga limpio.
Una vez lo saquemos del horno, lo tenemos que dejar enfriar por completo.
Para preparar la salsa, mezclamos los tres tipos de leche: condensada, evaporada y nata junto con la vainilla.
Colocamos el bizcocho en una fuente que tenga algo de fondo porque tenemos que bañarlo con la mezcla de leches y se formará un charquito alrededor.
Nosotras le dimos la vuelta al bizcocho porque la parte de abajo está más lisa y se ve más bonito. Una vez colocado, se pincha con un tenedor o palillo por toda la superfície, incluídos los laterales para que absorba bien los líquidos.
Le vertemos la mezcla y dejamos absorber. Con la ayuda de una cuchara, podemos ir recogiendo el sobrante que va saliendo en el plato y volverlo a echar encima.