Hace exactamente seis meses escribí un post en este blog, en el que hacía referencia al Informe elaborado por el Secretario General de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, en relación con el grado de (in)cumplimiento de los Objetivos del Milenio; este documento revelaba ya entonces una gran verdad: los Objetivos del Milenio son tan loables como inalcanzables por falta de voluntad social y política. Hace ahora diez años 189 países ratificaron la Declaración del Milenio y se pusieron como meta, entre otros muchos retos, erradicar la pobreza extrema en el mundo, extender la enseñanza primaria universal, promover la autonomía de la mujer, reducir la mortalidad infantil, combatir el SIDA y garantizar la sostenibilidad. Además, pusieron fecha a todos estos compromisos: 2015.
Hoy, sabemos fehacientemente que no será posible alcanzar los Objetivos del Milenio, e incluso resulta razonable pensar que como consecuencia de la crisis económica lejos de avanzar en la conquista de estos logros humanos estamos retrocediendo. Por ello, no deja de sorprenderme la hipocresía de los mandatarios mundiales que se reúnen estos días en Nueva York, en una cumbre organizada por Naciones Unidas, para evaluar el (in)cumplimiento de los Objetivos del Milenio y planificar nuevas estrategias que hagan posible su impulso. Zapatero y Sarkozy han coincidido, una vez más, en su análisis y ambos han defendido la implantación de una tasa sobre las transacciones financieras internacionales para hacer frente al hambre, la enfermedad y el cambio climático en el mundo. Ojala sea verdad, pero, en honor a la verdad, no les creo.
Las ONG,s han denunciado recortes drásticos en la financiación de proyectos de cooperación y el debate sobre la llamada tasa Tobin se pone sobre la mesa una y otra vez, pero con tan poca convicción que hemos perdido toda esperanza en su aplicación. El capitalismo que representan Zapatero y Sarkozy ha demostrado su capacidad para robar a los pobres y salvar a los ricos; quienes ayer abogaban por la tasa Tobin, en un discurso de cara a la galería, cuando toman decisiones lo hacen siempre en beneficio del mercado, la banca y la patronal. Prueba de ello es que el Gobierno del PSOE ha reducido el presupuesto de cooperación al desarrollo en 300 millones de euros en el año 2010 y lo hará en 500 millones en 2011. Todo un ejemplo de coherencia e integridad.
Naciones Unidas ha confirmado que en el mundo hay cien millones más de personas hambrientas que hace diez años, y su secretario general sostiene que son necesarios 100.000 millones de dólares al año para poder avanzar en la erradicación del hambre y alcanzar los Objetivos del Milenio. Sin duda alguna, mucho menos de lo que se ha dado a las entidades financieras, sin exigirles a cambio ninguna contrapartida. Combatir la pobreza no significa sólo promover la solidaridad; implica fundamentalmente luchar contra las causas que la originan. Las ONG,s hablan de la tasa Robin Hood. No se trata de robar a nadie; ni siquiera a los ricos; se trata simplemente de una cuestión de justicia social. Ni más, ni menos.