"Las parisinas se rebelan contra las tendencias y apuestan por no manchar su piel". Así comenzaba el artículo con el que me topé hace unos días en S Moda, "Por qué las francesas huyen de los tatuajes". No es que ande yo por lo general muy preocupada acerca de lo que piensan, dicen o marcan como moda a seguir las conciudadanas de Brigitte Bardot, pero tanto el titular como el encabezado lograron engancharme; incluso compartí el enlace en Facebook (Mariola Azores Bustarviejo).
Hay muchas cosas que me gustan de las mujeres parisinas y que comparto con ellas, pero no se me habría ocurrido que apostar por una piel impecable the asian way sería una de ellas. La diseñadora Maroussia Rebecq -la fundadora, según S Moda, "de una de las marcas más macarras" de todo París- reniega de la tinta sobre su piel porque "Mi piel es un lienzo en blanco. (...) No hay tatuajes. (...) es mucho más punk eso, ¿no?".
Desmarcarse del resto, huir de la vulgaridad -entendiendo el término vulgar en este caso como algo que carece de originalidad-, es el motivo principal para que también Caroline de Maigret (musa de Chanel) insinúe que hoy en día en Francia tatuarse la piel ya no es una manera de afirmar tu identidad frente al mundo, sino un signo de homogeneidad. O tal y como dicen en el artículo de S Moda, del "aborregamiento más plebeyo".
No entrar al trapo de imitar lo que hace todo el mundo en casi todo el mundo occidental (bajo la tutela de una tendencia de la que abusan los futbolistas, las modelos, las estrellas del rock y las de instagram) parece ser la principal razón para que las mujeres francesas huyan de los tatuajes como lo harían de un croissant de fabricación industrial. Pero las mías son otras. Y si estás hoy aquí supongo que es porque te interesa saber cuáles son, así que te las voy a contar.
Por Qué Yo No mancho Mi Piel Con Tatuajes
Porque me gusta mi piel
Como no comulgo con la doctrina judeocristiana que yo denomino "Modestia impuesta" y según la cual está mal visto presumir de tus propias virtudes, no tengo reparos en decirte que me siento orgullosa del aspecto de mi piel. Es blanca, sin apenas imperfecciones, muy suave, fina y luminosa. Desde mi punto de vista mancharla con tatuajes sería un sacrilegio parecido al que podría cometer una mujer de largas y torneadas piernas dejándose crecer un vello negro y tupido sobre ellas.
Mi ideal de una piel bonita es el mismo que el de las mujeres asiáticas pero eso no es óbice para que no me gusten algunos tattoos (pequeños y estratégicamente situados) en otras personas. O para que no haya disfrutado en algún momento admirando la piel tatuada de unos bonitos hombros y unos brazos desnudos acariciando la mía.
Porque quiero cambiar de opinión
En mi vida siempre me reservo el derecho a no pensar mañana lo mismo que pienso hoy. La filosofía taoísta afirma que la inmortalidad se haya en la autosuperación, en el progreso personal y en la mutación constante. Que nada permanece siempre de la misma manera es un hecho innegable, quizás la única certeza que cualquiera podamos tener, además de la muerte.
El cambio es una constante (fija) en la vida, incluso en la de las personas más inmovilistas. Así que, ¿quién te asegura que dentro de unos años ese tatuaje siga significando tanto para ti? Si en este momento te encuentras en una tesitura similar te invito a que te pases por mi post Cómo borrar los tatuajes para hacerlo con total garantía de éxito y sin complicaciones para tu salud.
Porque no soy Angelina Jolie
Creo que para manchar tu piel de tinta hay que tener mucha actitud, hay que molar mucho. No todo el mundo es Angelina Jolie ni David Beckham. Tal y como yo lo veo si eres una mujer y tus brazos no son largos, delgados y torneados sino que se asemejan más a los de un un estibador portuario, un tatuaje lo único que conseguirá es acentuar el parecido. Y si eres un hombre piensa que hay formas más elegantes pero igual de duraderas y emotivas (regalarle una mascota o pasar más tiempo con ella) de demostrarle a tu madre tu afecto incondicional que llevar tatuado en el pecho un corazón en el que dentro se pueda leer "amor de madre".
Porque los tatuajes también se arrugan
¿Has pensado en el aspecto que tendrá ese tatuaje cuando tengas 60 años? Aunque tú llegues a envejecer muy bien -y si lees La Macedonia De Mariola (LMDM) con asiduidad no me cabe duda de que será así- ese colorido dibujo que llevas en el brazo te aseguro que no lo hará. Perderá definición, nitidez, los tonos se apagarán. Y aunque siempre podrás optar por repasar el tatuaje para que recupere su aspecto del principio quien no podrá en ningún caso recuperar a los 65 años el cuerpo que tenía a los 25 o a los 30 eres tú. Incluso los ángeles del infierno dejan de inspirar respeto -y empiezan a dar ganas de llorar de risa- cuando pierden pelo y ganan tripa pero insisten en lucir ropa sin mangas para enseñar sus deslucidos y rancios tatuajes.
¿Cuáles son tus razones para no manchar tu piel de tinta? ¿Y las tuyas para sí hacerlo?