Tchaikovsky compuso entre junio y agosto de 1880, Seis dúos, Op. 46 para diversas combinaciones de voces, los inició en Kamenka, donde residía su hermana Aleksandra y su cuñado Lev Davidov, y los terminó en Simaki, en la casa de campo de su amiga y benefactora Nadezhda von Meck. El número dos se titula "Ballada escocesa: Edward", esta escrita sobre un texto de Aleksey Tolstoy (1817–1875) que no es sino una traducción del ingles de una poesía "Edward" recogida por Thomas Percy en sus "Reliquias de poesía antigua inglesa" (1765), una recopilación prerromántica de antiguas baladas inglesas y escocesas que ejerció gran influencia en el Romanticismo.
El poema, que es fácil relacionar con el mito de Edipo, se desarrolla a través de un diálogo un tanto frío, o muy directo, entre una madre y su hijo, llamado Edward, en el que la madre intenta averiguar por qué la espada de éste está teñida de sangre, las respuestas de Edward son excusas: primero dice que ha matado a su halcón y después que a su corcel. Ante la poca credulidad de la madre Edward termina revelando la verdad: ha matado a su padre. A partir de hay la madre comienza a preguntar sobre qué va a pasar en el futuro, dónde irá, qué hará con su esposa e hijos, hasta que termina preguntándole qué piensa hacer con su madre (la tensión ha ido creciendo mucho desde el principio y llegó el momento del desenlace), entonces maldiciéndola le responde que no ha hecho más que aquello para lo que fue persuadido.
Nosotros vamos a escuchar este dúo cantado en alemán por Victoria de los Ángeles y Dietrich Fischer-Dieskau acompañados al piano por Gerald Moore. Tchaikovsky consigue marcar perfectamente la tensión entre madre e hijo, distinguiendo muy claramente el pulso más acelerado en él, y el punto culminante cuando la madre, sobrecogida, pronuncia, una vez más, su nombre, Edward: