Te amo hasta los huesos

Publicado el 22 noviembre 2016 por Carlosgu82

Estaba preguntándome sobre qué escribir, cuando vagando por internet, me topé con una imagen donde aparecía una chica extremadamente delgada, y el título “Te amo hasta los huesos”.

Era una especie de “oración”, donde se le pide a “Ana” (anorexia), que dé fuerzas para dejar de comer. ¿Hasta ese punto puede llegar alguien? ¿rezar para tener fuerza de voluntad y no comer? Fue ahí cuando mis dudas sobre qué escribir desaparecieron. En lugar de caer en escrituras cliché, o inventar , me decidí a escribir sobre algo verídico, sobre un problema actual en la adolescencia, y sobre mi experiencia.

Antes de contarles qué tengo que ver yo con este tema, me gustaría contextualizar un poco. Tengo 17 años, y cuando tenía 15, mi padre fue arrestado. Toda mi familia estaba mal, pero yo no, o al menos eso creía. Intentaba evadir el tema, si algún pensamiento triste sobre mi papá venía a mi mente, me distraía haciendo cualquier cosa.

Cuando mi padre llevaba un año en prisión, comencé a sentirme mal. De pronto, sufría de taquicardia casi las 24 horas, se me dormían las piernas, no podía caminar por periodos largos, ni mucho menos correr, porque me mareaba y sentía que me iba a desmayar. Pasadas unas semanas, comencé a sentir asco por toda la comida, incluso el agua. No comía nada por el asco que sentía y cuando lo intentaba, terminaba vomitando.

Fue tan mala mi condición de salud, que tuve que abandonar el colegio y quedarme en casa. Fui al psiquiatra y descubrimos que lo que me pasaba era un Trastorno de Ansiedad, por lo de mi padre, pero para ese entonces, yo ya había bajado 14 kilos, y lamentablemente, le cogí el gustito. Sé que está mal, y ahora que he podido salir adelante, incluso siento vergüenza al contar esto.

Pero si lo hago es porque espero poder ayudar a alguien que esté pasando por algo parecido, y si hay algún papá o mamá que me esté leyendo, quisiera explicarle que llegar a un trastorno alimenticio es mucho más fácil de lo que se piensa. Cuando ya había perdido 14 kilos ( pasé de 57 a 43 kilos en dos meses), no me daba cuenta de lo que me estaba pasando.

Todos me decían que estaba mucho más delgada, que intentara comer porque ya era mucha la delgadez y no se veía bien, pero yo por más que me miraba al espejo no veía 14 kilos menos, al contrario, veía como si hubiese ganado peso, mucho. Para no preocupar a mi mamá ni a mi papá (que estando en prisión lo último que quería era darle más preocupaciones) comencé a comer. Ya sin asco, pero sí con culpa.

Me había acostumbrado a no comer, podría decir que ya ni siquiera sentía hambre, y pasar de no comer nada, a comer igual que antes, no estaba bien para mí. Todos me felicitaban porque veían que estaba comiendo más, pero yo me sentía mal. Al terminar cada comida, iba corriendo al baño a vomitarla. Y al terminar de vomitar me sentía bien, me sentía “limpia”. Me di cuenta de que estaba mal cuando se me comenzó a caer el pelo, cuando dejé de tener energías. Cuando de pronto mis mareos ya no eran por la ansiedad, eran por la mala alimentación. Cuando tuve que ir a comprarme ropa porque todo me quedaba grande, y terminé comprando en la sección de niñas pequeñas porque las tallas normales ya no me quedaban.

¿Lo peor de todo? me decía a mi misma que no tenía un problema, que yo podía controlar todo sola, que podía dejar los malos hábitos en el momento que yo quisiera, pero cuando quise hacerlo, no podía. Era algo más fuerte que yo, al comer cualquier cosa, mi conciencia no me dejaba tranquila, y terminaba vomitando o pasando hambre, aunque supiera que estaba mal, aunque quisiera dejarlo. Si hay alguien que está leyendo esto, que esté pasando por algo parecido, o conozca a alguien que esté pasando por esto, por favor, pidan ayuda. Quizás en tu mente estás bien, para ti todo vale la pena con tal de bajar de peso, pero no.

¿Qué hay de malo en comer? ¿qué hay de malo en no ser raquítica? nada, al contrario, lo que está mal es querer que se noten todos tus huesos, creer que solo las personas delgadas tienen éxito. Te aseguro que si piensas que una anorexica es más feliz, te equivocas. Es imposible ser feliz con todo lo que conlleva esta enfermedad. No tengas miedo de pedir ayuda, no pienses que te tratarán de loca, no pienses que estás loca. Esto es, lamentablemente, un problema que cada vez es más común.

Y en lugar de tratar mal a las personas que sufren de esta enfermedad, debemos preguntarnos, ¿qué podemos hacer para que esto se detenga de una buena vez? Cada acto tiene una consecuencia. Piensa dos veces antes de tratar de gorda/o a alguien, piensa dos veces antes de señalar con el dedo a una persona que es distinta a ti. Y también piensa dos veces antes de meterte en algo tan serio como es esta enfermedad. Juntos podemos detener esto, cambiar la mentalidad de las niñas, cambiar la sociedad y demostrar que ser raquítica no es sinónimo de belleza.

Está bien querer verse delgada/o, pero no está bien llegar a ese extremo. Existen miles de formas de perder peso, pero formas SALUDABLES. Una persona con esta enfermedad, se está matando poco a poco. Por favor, no cometas el error de pensar que tienes todo bajo control, porque no es así. Si quieres adelgazar, hazlo por ti, jamás por los demás. Y si quieres perder peso no lo hagas sola, pide ayuda, cuídate. Por favor, pide ayuda, y brinda tu ayuda. Juntos podemos luchar contra esta horrible enfermedad. Te lo dice alguien que poco a poco, ha podido salir adelante. Quiérete, ámate. Dios NO crea basura.