En ese capítulo se dice: "La sociedad no está construida para que cada uno de nosotros cumplamos nuestros sueños. El primer mal es la educación -eterna asignatura pendiente- que nos uniformiza y nos mete a todos en el mismo saco (..). El objetivo es que no salgan piezas defectuosas; estandarizar el proceso de producción educativo; que nadie destaque por algo. Ralph Waldo Emerson (1803–1882) lo tenía claro: «En todas partes la sociedad conspira contra la hombría de sus miembros. La virtud más exigida es la conformidad»".
Mark Twain decía cierta vez: "Nunca he dejado que la escuela interfiera en mi educación"; Alexis Carrel apuntaba: "Es imposible educar niños al por mayor; la escuela no puede ser el sustitutivo de la educación individual". Renunciar a nuestra esencia, única e irrepetible, es renunciar a nuestra felicidad.
Hoy os dejo este vídeo descubierto gracias a @carloslpzc. Es de Jorge Bucay y se centra en nuestro "autorrechazo". Hay buenas noticias, lo que somos puede estar acallado, latente, pero nunca desaperece.