Una de las mejores combinaciones para el té son las hierbas, melissa, albahaca, tomillo, canela, hierbabuena, menta o verbena, todas ellas de intenso sabor y olor. Mi preferido es el té negro con azúcar y, si acaso con corteza de naranja o esencia de bergamota.
¿Una plantación de té en Europa? Sí, existe y está en la isla de San Miguel, en el archipiélago de Las Azores cuyo clima permite el desarrollo de esta aromática planta.
Favorecida por las comerciales y coloniales de Portugal en Asia, la introducción de la planta del té en Azores en los siglos XVIII y XIX se planeó con fines comerciales, convirtiéndose su cultivo en uno
de las principales pilares económicos de las islas. En la actualidad, el té no tiene la importancia que tuvo antaño; aún así merece la pena visitar la plantación y las instalaciones de la fábrica Gorreana, con su exposición de maquinaria de fabricación y tratamiento antigua. A mí me encantó.
Los expertos en té recomiendan degustarlo con todos los sentidos; en función de cómo se haya secado y almacenado la hoja, el té puede crujir seco entre los dedos o resultar más blando y húmedo; sus colores van desde los negros profundos hasta los verdes, pasando por los grises, cobrizos y rojos. Sus olores se perciben respirando sobre el te seco lentamente; el olfato sigue trabajando mientras se bebe pues muchos de sus aromas se liberan con la infusión. A disfrutarlo.
Para combinar con el té, tenemos los clásicos cítricos, la bergamota, el combava, la cidra, el limón, la lima, la mandarina, el kumquat, la naranja y el pomelo. Para darle el toque cítrico sin matar al té, lo mejor, es poner un trocito de cáscara (sin la membrana blanca) en la infusión.
En la sala de degustación de Gorreana probé todas sus variedades y el que más me gustó fue el negro Orange Pekoe, así que lo he añadido a mi lista.