Te echo de menoscomo se echa de comer a los cerdos.Te echo de menoscomo se echa a una jauríade perros en pos del fugitivo.Te echo de menoscomo se echa por orden judiciala la gente de sus casas.Te echo de menoscomo se echa el desecho vivoal cubo para los perros y los cerdosen el quirófano.Te echo de menoscomo a una oscuridad consentida.Te echo de menoscomo a una posibilidad esfumadaque reverbera en la memoriade diez mil hombres muertos.Míralos; transitan ahora a lomos de algo que dejóhace tiempo de ser tiempoante el aglomerado de orfandadadquirida por osmósisde sus diez mil madres.Te echo de menoscomo la sangre petrificadaperdura entre los dedos.Te echo de menos demasiadopara no ser una mujer desnuda.Un amigo extraviadoentre el papeleo.Un país por el que matarseestúpidamente la vida.Te echo de menos demasiadopara no ser ni tan siquierala inspiración y lucidez necesariaspara que este poema te invoque y defina.Te echo de menos demasiadopara saber tan soloqueantesestabas.Que antes estabas.