¿Te estás hidratando correctamente la piel?

Por Lanena @virginiaELB

Sí, esta es una de las preguntas estrella, sobre todo cuando llegas a cierta edad. Como ya os he comentado otras veces, la piel va haciendo “sus cositas” cada vez a un ritmo más lento y por lo tanto no llega a cubrir nuestras necesidades correctamente. Una de esas necesidades y la más importante bajo mi punto de vista es cultivar, retener y sintetizar la hidratación de la piel.

La piel además de beber el agua que le das (bebiendo y comiendo), también absorbe el agua de su entorno y si alguno de ellos falla necesitará un refuerzo. Con la llegada del invierno es cuando más nos damos cuenta de que nos falta hidratación y eso es porque baja el grado de humedad en el ambiente y si vives en lugares secos lo notarás más. Es el momento de acordarse de los tratamientos de cabina, los serums, las mascarillas, de esos productos complementarios de los que te he hablado en este blog y que pueden ayudar.

Una piel hidratada está tersa, suave, tiene unas arrugas menos profundas y en general se ve saludable. Y ahora te pregunto ¿te estás hidratando la piel correctamente? Veamos:

¿Te lavas el rostro dos veces al día?

Un acto imprescindible para conseguir que tu piel esté hidratada ya sea para que pueda absorber correctamente los tratamientos que utilices como para que pueda realizar fácilmente sus propios procesos.

A ver, lo normal es que tu crema hidratante aparte de hidratar, ayude a sellar la barrera de la piel, permitiendo que no se escape la hidratación interna de la misma y, al mismo tiempo, debe protegerla de las agresiones externas. Si utilizas la crema hidratante con la piel sucia estás sellando la piel y dejando toda esa suciedad dentro sin forma de escapar. Esa acción puede provocar que tu piel se vuelva vulnerable, se produzcan irritaciones y otros desajustes.

Piensa en esto: Tu no comes la cena en el plato sucio utilizado en la comida, ¿verdad? Pues no hagas lo mismo con tu piel.

Además, el acto de lavar la piel hace que los poros se abran y estén más receptivos a los productos que le pongas a continuación. Con lo cual lavándola matas dos pájaros de un tiro ¿no te parece?

No frotes la piel al aplicar los productos como si te fuese la vida en ello.

Muchas veces somos nosotras mismas las que causamos imperfecciones en nuestra piel. Ya sea porque frotamos en exceso durante la limpieza, (para ello están las exfoliaciones) o porque restregamos y estiramos de manera sublime la piel al extender la crema hidratante en una vana ayuda para que penetre mejor.

Si alguien te empuja o te agrede de alguna manera, tú primer impulso es devolverle el golpe. Pues la piel es igual, si la agredimos de cualquier forma, ella combatirá de vuelta.

Por ello, lo mejor es utilizar unas manos limpias y aplicar los productos mediante suaves movimientos circulares y utilizar el dedo corazón para llegar a las zonas más delicadas, como las ojeras.

Para no crear más arruguitas o imperfecciones, la delicadeza es la clave.

¿Utilizas el mismo tratamiento hidratante por el día y por la noche?

No es la solución, a no ser que refuerces o personalices tu tratamiento mediante productos complementarios como serums o mascarillas.

Por las mañanas nuestra piel necesita prevención y protección además de ayudarle a no perder la hidratación interna, o sea le das de beber. Para ello es necesario un tratamiento que incluya antioxidantes para su protección ambiental y después que la protejas del sol. En cambio, por las noches la piel necesita un tratamiento que se concentre en la reparación cutánea o sea que debes darle de comer para que recupere todo lo perdido durante el día.

Y cuanta más edad tenga tu piel más importante es que tus tratamientos diurnos y nocturnos se adapten a estas necesidades.

El cuello, ese gran olvidado.

Uno de los signos de envejecimiento que más se notan son las arruguitas y el descolgamiento de la piel del cuello. Si prestas atención a la zona y la mantienes bien hidratada y protegida tu apariencia será más jovial.

Así que sí, cuida tu cuello tal y como haces con tu rostro, hidrátalo, protégelo. Dale de beber y de comer

No seas impaciente con los resultados

Cuando tengo que hacer un análisis sobre un producto pido a la marca que me dejen, mínimo, un mes para probarlo. Y en ocasiones ese tiempo es hasta escaso.

Los tratamientos no son baritas mágicas que devuelven el esplendor a tu piel en el mismo instante en que los utilizas. Como su nombre indica son tratamientos y como tales necesitan su tiempo para hacer su trabajo. Poco a poco irán penetrando e impregnando la epidermis y si les es posible se adentrarán más para ir dejando sus propiedades en el interior. Por su lado, la piel también, necesita ir familiarizándose con ellos y elegir lo que necesita beber o comer para poder ponerse buena y sana.

Así que no seas impaciente y dales a tus tratamientos una oportunidad de al menos 6 semanas. Ahora bien, si el producto te hace cualquier tipo de reacción, deja de utilizarlo inmediatamente.

El mejor tratamiento antienvejecimiento es la constancia.

La discontinuidad junto con la impaciencia son los mayores enemigos de la belleza.

Los tratamientos necesitan de unos procesos, de unos pasos, de unas acciones que deben hacerse dos veces al día durante todos los días del año. Que lo hagas una semana sí, otra no y luego descanses un mes, no es de ayuda. Es necesario que nuestros productos tengan el tiempo y la rutina necesaria para que ejerzan su magia.

Elige tu rutina y los productos que mas te convencen y no te saltes ningún día y ningún paso. Veras como consigues unos resultados espectaculares.

Y ahora ya puedes responder a la pregunta inicial: ¿te estás hidratando la piel correctamente? Si no es así, ahora ya sabes dónde está el fallo, ponle solución.

Foto de portada realizada junto con una imagen de Pixabay

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