"Un instante. Un maldito instante. El maldito instante en que el fanfarrón decide subirse al pretil.
El maldito instante en que tiras la piedra desde el puente. El maldito instante en que te inclinas a coger los cigarrillos, te incorporas y delante de ti, al otro lado del parabrisas, hay una figura boquiabierta despachurrada sobre las bandas blancas.
El maldito instante que ya no vuelve. El maldito instante capaz de cambiarte la vida. El maldito instante en que Pietro reaccionó y pisó el cable y tiró y el casete cayó en el agua con un simple... Plof"
Dos son los protagonistas principales de esta historia, un niño y un adulto.
El niño se llama Pietro, tiene doce años y problemas de integración en el colegio, dificultades para relacionarse. Un chico introvertido, con un padre alcohólico violento y una madre enferma de los nervios, atiborrada de medicinas. Pietro, el perdedor nato, el último de la fila, el infeliz sin amigos…
“A Pietro no le gustaba jugar al baloncesto, ni al voleibol, y aún menos al fútbol. No es que no lo hubiese intentado. Ya lo creo que lo había intentado, pero entre la pelota y él debía de haber un problema de incomprensión. Él quería que la pelota hiciera algo, y ella hacía justamente lo contrario. Según Pietro, cuando comprendes que hay un problema de incomprensión entre algo y tú, es mejor dejarlo. Además le gustaban otras cosas. Por ejemplo la bicicleta. Y le encantaban los animales. No todos. Algunos. Los que la gente dice que son asquerosos le gustaban muchísimo. Culebras, ranas, salamandras, insectos, esa clase de animales”.
El adulto es Graziano, Graziano Biglia. Carga a sus espaldas cuarenta y cuatro tacos y una merecida fama de ligón de playa. El sex symbol de Ischiano Scalo, el pueblo donde acontece la trama y a donde regresa Graziano, tras dos años de ausencia en Roma con Erica, su proyecto de noviazgo. Un noviazgo que nunca consiguió llegar a buen puerto.
Y en algún punto del camino, el adulto y el niño se cruzan, entrelazan sus vidas.
¿Qué o quién unirá sus destinos? ¿Será para bien o para mal?
Nacido en Roma en 1966, estudió biología.
“Te llevaré conmigo” (Ti prendo e ti porto via, 1999) fue publicada en España por Anagrama en 2013. Además destaca entre sus obras "No tengo miedo" (Lo non ho paura, 2001), llevada al cine en 2003 y "Tú y yo" escrita en 2010 y publicada en nuestro país en 2012, también por la editorial Anagrama.
En 2007 ganó el Premio Strega, el galardón literario más importante de Italia, por "Come Dio comanda".
Y de nuevo nos ofrece dos personajes que no tienen desperdicio: por un lado Pietro, un adolescente inadaptado, el típico empollón rechazado por la mayoría, que sufre constantemente acoso e intimidación por parte de sus compañeros de colegio, y por otro lado, el famoso seductor de Ischiano Scalo, Graziano Biglia, que regresa a su pueblo natal para notificarles a su madre y a sus amigos una gran noticia, su boda con Erika. Pero después de pregonar a los cuatro vientos que se casa, se encontrará para su sorpresa como dice el dicho popular: “compuesto y sin novia” .
Y claro, algo tendrá que hacer Graziano para encontrar con rapidez a una sustituta y poder disimular, aunque sea de forma momentánea, su gran infortunio ante todos.
La elegida, la señorita Palmieri, la profesora de ciencias de Pietro, una mujer inexperta en el terreno sentimental y sexual. Pero ¿quién sabe? Lo que al principio empieza siendo una simple farsa, una forma de guardar las apariencias, quizás al final pueda resultar en algo serio, importante, para uno de ellos o para ambos...
El autor nos ofrece un claro ejemplo de mobbing escolar (tan frecuente en nuestros días) que llevará a Pietro a hacer cosas que no van con él, que no desea hacer y que le conducirá irremediablemente a un punto en su vida, a un desenlace tan horripilante como inmerecido.
¿Qué me ha parecido? ¿Me ha gustado?
Ésta segunda novela que leo de este autor me ha encantado, he vuelto a paladear su prosa, su forma de escribir un tanto irónica que tanto me gustó cuando le conocí.
"La primera obsesión de la señora Biglia era la limpieza. La segunda, la religión. La tercera y más grave de las tres, cocinar. Preparaba cantidades industriales de comida exquisita. En Navidad, Semana Santa, Nochevieja y cualquier fiesta que mereciese un plato especial, perdía completamente la cabeza y se encerraba en la cocina hasta trece horas diarias trajinando, untando moldes, desgranando guisantes. Congestionada, con ojos endemoniados, una cofia para no pringarse el pelo, silbaba, cantaba con la radio y batía huevos como una posesa. Durante la comida no se sentaba nunca, galopaba como un tapir birmano del comedor a la cocina, de la cocina al comedor, sudando, resoplando y lavando platos y todos se ponían nerviosos porque no es muy agradable comer con una energúmena que vigila todas las expresiones de tu cara para ver si la lasaña está rica, que no te deja terminar y ya te ha vuelto a llenar el plato y sabes que, en sus condiciones, le podría dar un arrechucho en cualquier momento”
En todo momento he sentido que empatizaba con los protagonistas, tanto con Pietro como con Graziano, me he alegrado de sus dichas y he sufrido con sus desgracias.
Lo recomiendo, sin dudarlo.
Por último deciros que, lo tengo en formato epub: SI ALGUIEN ESTÁ INTERESADO EN LEERLO, ME LO PUEDE PEDIR POR EMAIL A TRAVÉS DEL FORMULARIO DE CONTACTO EN LA PARTE SUPERIOR IZQUIERDA DEL BLOG (las solicitudes que no entren por esta vía, no serán tomadas en cuenta) (como cualquier libro reseñado en el blog) y yo se lo prestaré muy gustosamente.
Mi puntuación es: