“Camino solo por la calle cuando me doy cuenta de que hay una pequeña plazoleta que está llena de cacas de perro. Tengo la convicción de que antes de ahora ya sabía que existía, soy consciente de ello (no me extraña), pero nunca lo he vivido como lo estoy viviendo ahora. No sé como, de repente me encuentro dentro de ella. El suelo es de hormigón duro y rasposo. Hay cacas por todos lados, negras, marrones, duras, blandas… unas parecen ensaimadas, otras castillos de tres plantas… Voy con mucho cuidado de no pisar ninguna, parece que las estoy sorteando bien. ¿Qué hago yo aquí? ¿Cómo me he metido en este berenjenal? Me doy cuenta de que estoy demasiado adentro, y entonces decido salir de allí. La cosa se pone difícil. Parece que cada vez hay más. Ahora incluso aparecen restos de otras pisadas que han empastado la mierda por todos sitios. No encuentro un lugar vacío donde poner siquiera la punta de un pié. Me agacho y pretendo avanzar a cuatro patas, pero es imposible sortear las mierdas; me lleno los pies y las manos. La sensación es muy desagradable, pero al final salgo de allí como puedo; lleno de mierda pero salgo.”
En un primer momento esto asusta, sobretodo para alguien que no está acostumbrado a ello. Parecía que “esa clase de gente” había conseguido su objetivo. Supongo que no pretendían sacar dinero de la cuenta (no los veo en eso), sólo perseguían asustar. Es un arma que utiliza determinada gente cuando tiene poder y no tiene argumentos: El miedo. Pero han transcurrido unos días y parece que han producido el efecto contrario; pero mi subconsciente también juega, de ahí el sueño.
La plazoleta “con mierdas de perro” es algo que sé que existe pero siempre me he mantenido a distancia. Por fuera he ido de escaqueo, por dentro lo he tenido clarísimo; siempre he evitado la confrontación, sobretodo con personas de índole fanática poco dadas a razonamientos. Este blog de Dales Caña me ha hecho romper esa “imparcialidad”, he visto la ocasión de sacar cosas que llevo gestando toda la vida. Y esto no ha gustado a algunos; y en lugar de razonar y debatir, han buscado amigos de su clase que “saben mucho de informática”; gente que puede ser independiente (hackers), o gente de dentro del Sistema y pagada por dicho Sistema (fuerzas del Estado). Y han pretendido amedrentar, cosa que los vendidos pagados por todos saben hacer muy bien. Eso me parece bien que lo hagan contra el crimen organizado, contra los terroristas, los pederastas, estafadores, cualquier clase de delincuente… pero contra gente librepensadora que lo único que hace es utilizar la libertad de expresión que le confiere la Ley del Estado de Derecho… Es gente de mala calaña, son personas mezquinas… Sólo espero que sigan el consejo del eslogan que reza en el encabezamiento de este blog y no lean esto. No tienen remedio y lo único que íbamos a conseguir es cabrearlos más. ¿Por qué no nos dejan estar y van a la suya? ¿Por qué defender su mundo (sus valores) tiene que pasar por atacar el de los demás? Sólo pido el respeto al que como persona creo que tengo derecho.
En mi sueño, al meterme en su terreno, me he ensuciado de mierda; pero eso no va a hacer que me imponga la autocensura. Algún amigo me ha comentado que porqué no me dedico a hablar sobre cosas de la ciencia o de humanismo que se me dan muy bien y dejo de tocar asuntos comprometidos. Me interesa la ciencia, la técnica, pero más me interesan las personas, por lo que me he limitado a decirle: ¿No te había dicho ya en alguna ocasión que mi padre me llamaba el rebelde? Pues esa rebeldía es la que me ha llevado a ser quien soy, de lo que estoy muy orgulloso. Me siento fuerte, libre, no habiendo sido doblegado como a muchos les han hecho, me siento feliz, realizado. Esa rebeldía ha permitido que dentro de mí haya sobrevivido la vida. Sólo pretendo participar mis reflexiones a aquellas personas que les puede interesar saberlo; a alguien a quien le venga bien ver que esto existe; alguien que necesite veren la encrucijada del camino. Yo seguiré creciendo, pero no puedo ser tan egoísta que lo quiera todo para mí. Yo también me subí a hombros de gigantes para ver mejor, con más perspectiva. Pero a pesar de ello, soy consciente que no ayuda quien quiere o puede, sino quien se ayuda a sí mismo apoyándose en los demás.
Juan-Lorenzodalescana@gmail.com