Te quiero mucho, cartucho! (III): El de Game Boy

Publicado el 04 junio 2013 por Deusexmachina @DeusMachinaEx

¡Te quiero mucho, cartucho! es un sentido homenaje al primer formato físico que conocieron los videojuegos y un extenso recorrido que profundiza en sus formatos y variaciones que convierten a algunos en verdaderas rarezas.

Acompáñennos en este viaje al pasado y desempolven sus recuerdos más antiguos para rememorar cómo eran aquellos entrañables soportes jugables, los más vetustos y anticuados, totalmente desfasados, a los que alguna vez les hayamos soplado.

¡Te quiero mucho, cartucho! (III): El cartucho de Game Boy

La consola portátil Game Boy ha sido una de las que más cartuchos ha producido en la historia de los videojuegos, debido no sólo al gran éxito de ventas que supuso en todas sus versiones (Normal, Color, Advance) sino también por el gran número de títulos que poblaron su catálogo hasta la llegada de su evolución, la Nintendo DS.

El software que comprábamos venía dentro de un cartucho de dimensiones muy pequeñas, que tenía una capacidad de almacenamiento que iba desde los 32 KB – que usaron los primeros juegos – y que llegó hasta los 2 MB de los últimos títulos lanzados. Los cartuchos de Game Boy Advance llegaron hasta los 128MB, aunque muy pocos llegaron hasta el límite.

Durante la vida de Game Boy no fueron pocos los cartuchos que de una forma u otro introdujeron diferentes variaciones a su color habitual, su característica forma o sus capacidades tan básicas. Aquí les resumimos cuáles fueron los cartuchos más recordados de la mítica portátil de Nintendo.

El original

El gris, el que todos conocemos, el de toda la vida. Este modelo de cartucho fue el que usó la primera Game Boy, estableciendo la forma y el color que predominaría en el catálogo de la consola. Ligero y resistente, venía presentado en una caja de plástico duro transparente que ha ayudado a que estas romsets se hayan conservado muy bien a lo largo de todos estos años.

Su zona superior, ligeramente hundida y que resaltaba el logo de Nintendo y el de la consola, nos ayudaba a posicionar los dedos para sacar los cartuchos de la portátil. Su pegatina frontal representaba el mismo dibujo que la caja del juego, incluyendo en la banda derecha la leyenda “Este lado hacia fuera” que se volvería inolvidable para todos los jugadores de aquella generación. Por si no te quedaba claro cómo había que meter el cartucho en la consola, las dos hendiduras verticales de la parte trasera se ocuparían de evitar que se deslizara hacia los conectores de la consola.  El cartucho de consola portátil por excelencia es, sin lugar a dudas, un icono de la historia de los videojuegos y un perfecto ejemplo de diseño, resistencia y ligereza.

Los de colores

Tardó mucho Nintendo en hacernos llegar esta propuesta – y eso que ya fabricaba Game Boys en otros colores – que sólo se vio plasmada en unos pocos juegos. La saga Pokémon, con cartuchos rojos, azules, dorados y amarillos para las distintas versiones del juego, y los de la saga Donkey Kong, amarillos también, son los únicos que aportan una nota de color entre tanto cartucho gris.

Los cartuchos pirata

Si has tenido una Game Boy y has veraneado en Canarias raro será que no tengas uno de estos en tu casa. Entrar en una tienda regentada por comerciantes indios a comprar uno de los juegos de la consola que tenían en el escaparate y salir con uno de estos era todo en uno. ¿Cómo negarte a tener 8/16/32/ciento y pico juegos por el precio de uno? Este cartucho pirata llevaba un botoncito en la parte superior derecha, que debíamos pulsar con el icono de Nintendo aún en pantalla (el que salía al iniciar la consola) para ir cambiando de juego. No se aseguraba que el orden que marcaba la caja o la etiqueta fuera el correcto, así que había que probar. Todo eran risas hasta que te dabas cuenta de que la mitad de los juegos estaban repetidos y que solo traía un puñado a los que poder jugar de verdad. Alguno comprenderá ahora por qué Mario´s Handler se parecía tanto a Super Mario Land

La Game Boy Camera

El cartucho que convertiría tu Game Boy en una cámara de fotos con una lente focal de 50 mm. con una resolución de 256×224 y usando los 4 colores de la paleta de Game Boy. Un maquinón, vaya. Se hicieron versiones en diversos colores (azul, verde, rojo, amarillo y morado, este último solo en Japón), para que los émulos de Robert Cappa eligieran el que mejor se adaptara a sus necesidades. También existe una versión exclusiva de color dorado de la revista Nintendo Power que conmemoraba el lanzamiento de Ocarina of Time y solo se podía encargar por correo a Nintendo of America.

Durante años, Game Boy Camera ostentó el récord Guinness como la cámara digital más pequeña del mundo, aunque quizá lo más interesante del bisabuelo de la cámara de Nintendo DSI estuviera en el interior, en el software que traía. Haciendo un determinado truco, se podía ver a Miyamoto en pantalla bailando como un poseso. True story.

El Pocket Sonar

Creado por Bandai, este cartucho solo disponible en Japón convertía la consola portátil en un impactante sónar que podríamos usar en nuestras tardes de pesca. La parte superior del cartucho – en forma de tubo – permitía conectar los diferentes cables y aparejos que se sumergirían en el agua para permitirnos ver en pantalla toda la información necesaria para pescar con ventaja. Por si alguien dudaba de su utilidad, Bandai decidió incluir un minijuego de pesca, por si los peces de verdad no picaban. Todo muy bien pensado.

El de Game Boy Color (inicial)

Al lanzarse Game Boy Color, los primeros juegos de la consola fueron lanzados en un cartucho clavado al del modelo normal, siendo diferentes únicamente en el color de la carcasa. Lo curioso de estos cartuchos era que se podían jugar de igual forma en una Game Boy Color que en una normal, viéndose en todo su esplendor coloro en la máquina nueva. El más famoso es quizá el de Zelda DX, reedición de Link’s Awakening que contenía una mazmorra adicional basada en el color. No era posible acceder a ella si no tenías la nueva consola de Nintendo, pero podías jugar al resto del juego perfectamente en una Game Boy normal.

El de Game Boy Color

Su principal cambio con respecto al cartucho de Game Boy original era su carcasa, esta vez totalmente transparente. Respetando las dimensiones de los ya existentes – debido a que la nueva consola permitía jugar a los de la Game Boy modelo anterior –nos dejaban ver cómo eran por dentro estos cartuchitos que tanta felicidad nos proporcionaban. Era curioso ver cómo era un cartucho por dentro, y localizar la pila de guardado, la placa, ver las conexiones…. siempre que no te hubieras dedicado a abrir tus viejos cartuchos grises de Game Boy para investigar con ellos, una tentación a la que muchos sucumbimos.

La zona superior, antes hundida para facilitar el deslizamiento del cartucho al sacarlo de la consola, se presentaba esta vez en relieve para aportar alguna diferencia más con su predecesor. Una evolución más que digna del cartucho original, que buscaba asemejarse al modelo de consola Color que ocupó las promociones de Nintendo, también transparente.

El de Pokemon pinball

El único cartucho del todo el catalogo de Game Boy con sistema de vibración o rumble. De un tamaño superior al de los cartuchos normales (sobresalía bastante por encima de la consola) funcionaba con una pila de clase AAA que se podía insertar a través de una tapa con pestaña habilitada al uso. Un relieve con el texto Rumble en su cara posterior contenía el motor de vibración que haría que la consola se moviera como loca al capturar los 151 Pokémon del juego.

El de Game Boy Advance

La llegada del modelo 32 bits de Game Boy supuso un cambio en la línea continuista de diseño de cartuchos de Nintendo. La consola seguiría reproduciendo los antiguos juegos del catalogo de Game Boy, pero la forma de los nuevos cartuchos iba a cambiar radicalmente, así como su capacidad.

Los nuevos diseños ofrecían un tamaño menor, basado en la reducción de la altura del cartucho, que ahora ocupaba prácticamente la mitad. El ancho y el fondo, como es lógico se seguía manteniendo en pos de la retrocompatibilidad. Las etiquetas o pegatinas que identificaban cada cartucho veían reducido también su tamaño, por lo que casi todos los juegos optaban por incluir sólo el logo del software en vez de la totalidad de la portada original, como había pasado en los modelos anteriores. Quedaban algo más sosos, pero el espacio brillaba por su ausencia. El color del cartucho original era gris oscuro, similar al de los primeros modelos de Game Boy Color.

El logo de Game Boy Advance luce en la parte frontal superior del cartucho, a buen recaudo bajo el nuevo relieve semicircular que estas piezas de plástico incluían de cara a facilitar (otra vez) la extracción de los cartuchos de la consola.

El Glucoboy

Lanzado únicamente en Australia, Glucoboy era un cartucho destinado a controlar la salud de los niños diabéticos o hipoglucémicos. El chisme en cuestión medía la cantidad de azúcar a través de una muestra de sangre, para determinar si el jovenzuelo podía usar o no el aparato. Lo más parecido a un control de alcoholemia, salvando las distancias. Ojo que la cosa no quedaba aquí: si el usuario cumplía los requisitos que el cartucho le pedía – en relación a controlar la ingesta de azucares – recibía recompensas en forma de puntos que desbloqueaban características de los juegos que Glucoboy albergaba en su interior. Este cartucho tan curioso se podía comprar hasta en farmacias, ya que estaba apoyado por la asociación de la diabetes del país. El invento perduró hasta el lanzamiento de Nintendo DS, consola para la que también era compatible, llegando a lanzarse versiones posteriores con el apoyo de empresas farmacéuticas como Bayer.

El E-Reader

Este pedazo de cartucho convertía la Game Boy Advance en un lector de tarjetas codificadas, que a través de tecnología LED podían ser leídas por la consola con diferentes usos y finalidades. Su principal uso era posibilitarnos la compra de juegos clásicos de NES (como, por ejemplo, ExciteBike, Ballon Fight o el primer Mario Bros.) en este nuevo formato. También se podía usar para conseguir funcionalidades extra en juegos del catálogo de Game Boy Advance, como nuevos niveles, ítems, fases de bonus o nuevos minijuegos que alargaban la vida de nuestros cartuchos. El cartucho e-reader estaba pensado para el primer modelo Advance, y aunque funciona en cualquier consola de Nintendo que acepte juegos de esa formato, su diseño hace que no encaje bien en todas, como por ejemplo en el modelo Micro, donde no se puede utilizar.

El de Wario Ware: Twisted

El caso de Wario Ware Twisted es tan curioso como el propio cartucho. En esta ocasión, los minijuegos que el cartucho incluía se jugarían con un giroscopio incorporado a la pieza de plástico, teniendo que mover nuestra Game Boy Advance de un lado hacia otro o inclinándola para superar las pruebas habituales de Wario. El juego no vio la luz en Europa, y durante mucho tiempo se especuló con que el sistema de detección de movimiento del juego se basaba en el mercurio, sustancia que en nuestras tierras no se permite utilizar en bienes de consumo destinados a niños. Nintendo salió al paso y confirmó que Wario Ware: Twisted no contenía ni gota del material de los antiguos termómetros, pero de igual forma nos quedamos sin ver el juego por aquí. Inexplicable.

El de Boktai

El juego producido por Hideo Kojima necesitaba un cartucho especial para desplegar su curioso gameplay. Encarnamos a Django (ojo que al igual que hizo Tarantino, el protagonista también se basa en el del film de Sergio Corbucci) un cazavampiros que usa una pistola de luz solar. Para recargarla tendremos que salir a la calle y ponernos bajo la luz del sol, cual lagartija carpetana. El cartucho tiene una carcasa transparente y viene equipado con un sensor de luz fotométrico, el que determinará el estado de salud de nuestro armamento y nos protegerá de los enemigos del juego. Esta mecánica y su cartucho se usaron también en la segunda parte del juego, Solar Django Boy. Un detalle original, típico de Kojima Productions, que nos trajo un cartucho único y peculiar, para poner en marcha una forma de juego que por distinta e innovadora siempre se agradece.

El de Pokémon Advance

Como ya ocurrió con las primeras versiones de Pokémon, los nuevos juegos de la famosa saga también traerían el color a los oscuros cartuchos de Game Boy Advance. En este caso tenemos versiones del cartucho original de Advance en colores azul, rojo y verde, translúcido.

El de Game Boy Video

Un caso similar al anterior, sólo que cambiando los chillones colores mencionados por un gris claro muño menos dañino para nuestras retinas.


El de Guitar Hero

Un caso curioso, ya que el cartucho en sí no contiene el juego. Es un accesorio para Nintendo DS imprescindible para tocar las canciones de esta franquicia en su versión portátil. Se enchufaba por la ranura de cartuchos de Advance que Nintendo DS traía, ya que era compatible, así que nosotros aquí lo colocamos. Si se enchufa por la ranura del cartucho cuenta. No hay más que hablar.

El reprogramable

Un cartucho no oficial que permitía cargar backups de juegos de Game Boy Advance en la consola. Existieron dos versiones, unas con puerto USB y otras, posteriores, con ranura para tarjetas Micro SD que ya no eran reprogramables, pero facilitaban el manejo de este tan extendido cartucho.

La entrada Te quiero mucho, cartucho! (III): El de Game Boy es 100% producto Deus Ex Machina.