Te quiero porque me das de comer. David Llorente

Publicado el 09 junio 2014 por Mientrasleo @MientrasleoS


     "El asesino en serie carece de empatía: el asesino en serie acostumbra a cosificar a sus víctimas: las concibe como objetos, nunca como personas: jamás se arrepiente de sus crímenes e incluso, cuando la policía lo detiene, confiesa haber cometido más crímenes de los que realmente cometió."
     Después de haber leído mil veces lo experimental de esta novela tenía bastante curiosidad por el resultado, así que estaba claro que acabaría aquí. Por eso hoy traigo a mi estantería virtual, Te quiero porque me das de comer.
     Hablar sobre Max Luminaria puede parecer lo típico. Hablar sobre el tiempo, la comida, la situación política también es algo típico. Y los institutos, esos entornos que a modo de microcosmos fuerzan las relaciones entre las personas más dispares. Las parejas, claro, las fieles son más fáciles, las infieles en las que se cruzan sentimientos ya son más complicadas. Luminaria es quien no se complica la vida, sobre todo desde que descubre lo que mejor le hace sentir. Quizás porque en realidad no se relaciona. En un instituto la cosa es distinta, hay de todo entre alumnos y profesores. Y entre una amante y una esposa no tengo muy claro lo que hay, tal vez un paso, tal vez un abismo. Por eso sigue siendo más fácil hablar de la política. Claro que si se trata de complicarnos podemos hablar de asesinos. Max Luminaria es un estudiante brillante. Es un asesino brillante también. Todos podemos llegar a serlo. La vida te fuerza a veces a cambiar de rumbo y no sabes dónde vas a terminar. O simplemente lo llevamos dentro, desde las clases de adolescente en ese instituto.
     Acabo de cometer un fallo: he puesto un punto y aparte. La novela no los tiene. Tampoco tiene idas y venidas sino que recrea una suerte de momento a momento. Y eso supone que los instantes se solapan. Si lo piensas es lógico, mientras aquí sucede una cosa en otro lugar está pasando otra: mientras yo escribo esto tú duermes o trabajas o tal vez estás paseando. Y todo eso es la novela de David Llorente. Una sucesión de hechos simultáneos, un imposible literariamente hablando.
      Quizás lo que más me ha sorprendido ha sido la capacidad del autor para elevar al narrador omnisciente a la categoría de un Dios que está mirando desde las alturas lo que sucede en un lugar cualquiera, en este caso un Carabanchel problemático hasta más no poder, e ir girando la cabeza para no perderse un solo instante. Y es que lo que nos encontramos en este libro es el pulso del distrito de Carabanchel y de sus zonas más conflictivas. El propio David nos dice que la gente se acostumbra al terror del asesino, ¿cómo no hacerlo cuando el retrato que nos da está lleno de drogas y putas y palizas? Y en medio de este aparente caos te das cuenta que la historia funciona, que empiezas a conocer a sus gentes, lo que hacen, lo que sienten. Y que te importa. Y por eso sigues leyendo la historia del hombre que fue infiel, o del bar donde se junta la gente del barrio a ver el fútbol pensando que se conocen unos a otros, cuando tú eres el único que los conoce realmente. Y descubres que sí, que ese que se relaciona con el resto es un asesino, pero que "el resto" también tienen historias que bien podrían ser la cabecera de esta reseña. Y todas tienen algo en común, son historias teñidas de negro. Como las sombras de las calles más oscuras de Carabanchel.
     Hoy os invito a asomaros a todas estas historias.
      Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?
     Gracias