El más famoso sin duda es el grito Wilhelm, llamado así porque lo gritó un tal Wilhelm en La carga de los jinetes indios (1953, Gordon Douglas), aunque el honor de haberlo utilizado por primera vez fue de Raoul Walsh en la película Tambores Lejanos (1951). La popularidad del efecto alcanzó sus mayores cotas en los setenta, cuando Spielberg y Lucas lo incluyeron en todas las partes de las sagas de Stars Wars e Indiana Jones. Desde entonces podemos escucharlo en multitud de películas año sí y año también, como en La bella y la bestia, El quinto elemento, Kill Bill, El Reino de los Cielos o El hobbit.
De nombre tan poético como pretencioso, el canto del águila de cola roja es otro de los efectos de sonido que a cualquiera acostumbrado a ver películas de aventuras le puede parecer tan familiar como una falda camilla. No he encontrado un vídeo que recopile las películas en las que se aprecia, pero escuchándolo seguramente que a más de uno le venga alguna a la mente.
No menos famoso es el trueno del castillo, con toda probabilidad combinado con el del águila en muchas películas de terror, fue usado por primera vez en El Doctor Frankenstein (1931, James Whale). Desde entonces lo hemos escuchado hasta la saciedad, pero está tan bien hecho que nadie se ha quejado de lo pesaditos que son con el dichoso trueno. Hecho con un martillazo en una plancha metálica o grabado en plena tormenta, poco importa. Aparece en Bambi, 101 dálmatas, Conan el bárbaro o La jungla de cristal...¿Llueve en una película? Arrimaros la trompetilla.
El grito de Howie, también conocido como Youraagh! o Grito humano nº3: alarido con caída, se popularizó cuando el personaje interpretado por Howie Long muere en Broken Arrow (1996, John Woo). Las películas de acción en las que la peña la palma profiriendo semejante alarido son infinitas: Batman, 1492, Pánico nuclear, Asesinos natos. Menos mítico que el Wilhelm, pero igual de funcional cuando se trata de matar un personaje.
Por último, el santo y seña del perro más patoso de Disney es sin duda el alarido que lanza cuando se descalabra. Con Goofy se utilizó por primera vez en 1941 en el corto El arte de esquiar (1941, Jack Kinney), pero no hay película que se escape a la obsesión de la factoría por incluir el Goofy Holler en alguna escena.