Parodia, metaliteratura, posmodernismo, carnavalismo bajtiniano, la "Teoría estética" de Adorno, teóricos de la recepción como Wolgang Iser, la utilidad de los textos, la postverdad, la vida real, la novela mexicana, los pintores muralistas mexicanos con Diego Rivera a la cabeza, los revolucionarios mexicanos que yacen bajo tierra, los perros -sí, muchos perros-; las siglas -sí, también muchas siglas de significados sorpresivos-..., y el humor -mucho, muchísimo humor-. Todo esto, y más, es lo que se puede degustar leyendo esta novela del mexicano Juan Pablo Villalobos.
Juan Pablo Villalobos (Guadalajara, 1973 - ) es un escritor y empresario mexicano. Hasta la fecha ha escrito cinco libros:
La novela que he leído es, pues, la cuarta de sus publicaciones.
A Teo sólo le mueven las cervezas que diariamente se toma y que debe de espaciar a fin de procurar que sus escasos recursos le cubran su adicción durante todo el mes. También Teo siente deseos sexuales que ya dada su edad no sabe bien si son reales o reminiscencias del Teo joven que un día fue. El objeto de sus filias actuales es Yuliet, la verdulera revolucionaria; igual que antaño, cuando joven, bebía los vientos por Hilaria (conocida como Marilín en el mundo artístico) y ansiaba entrar en la casa de Diego Rivera donde ella trabajaba de modelo. Ambas, Yuliet y Marilín, le aplazan el deseado ayuntamiento con argumentos diversos que dilatan y eternizan en el tiempo sus ansias:
➽"-No vamos a echar a perder la Revolución por un acostón" [dice ella]
-¿No era al revés, Yuliet?
-¿Cómo al revés?
- Que no vale la pena echar a perder un acostón por la Revolución" [le dice Teo.]
➽"Finalmente se abría la puerta [de la casa de Diego Rivera] y Marilín atravesaba el umbral que la devolvía a la calle, al tranvía y a mis preguntas:
-¿Qué hiciste?
-Ya lo sabes. Posar.
-¿Desnuda?
-¿Tú qué crees? ¿Te pones caliente, Teo?
-¿Me vas a dejar dibujarte?
-Mañana."
Los dos Teo, el joven y el actual, topan durante su existencia con un variopinto grupo de seres que le irán marcando y de los que aprende al tiempo que se defiende. Durante su juventud entre los artistas mexicanos reunidos en torno a la figura del pintor Diego Rivera se encontraba otro menos famoso pero que a Teo le influirá más: es Manuel González Serrano, el Hechicero. Y en la edad adulta será con Willen, misionero mormón, con quien a través de sus diálogos interminables de los miércoles hablará de Juan O'Gorman, arquitecto y pintor mexicano que se suicidó en 1982 al no poder superar el de Frida Kalho acaecido en 1954. También con Güilen (Willen) hablará de la gratuidad e inutilidad del Arte, aunque siempre el mormón mantendrá que los textos (él siempre va con la Biblia bajo el brazo, al igual que Teo todo lo apoya en la "Teoría estética" de Adorno) tienen una gran utilidad. Este pragmatismo textual se evidencia cuando los dos emprenden su particular lucha contra las cucarachas que invaden la casa de Teo armados " Él, con la Biblia. Yo, con la Teoría estética ".
También es esencial en este relato la presencia del Humor. Es un humor que arrampla con todo, que no se detiene ante nada, un humor irreverente que sirve para poner en solfa los fundamentos de la sociedad mexicana: en el mundo artístico los popes del muralismo mexicano con Diego Rivera y Frida Kalho a la cabeza, pero también a los que abjurando de la figuración optaron por la abstracción. De ahí que el padre de Teo, pintor frustrado como él, en un momento dado reconsidere planteamientos anteriores y diga que a su muerte
"ya no quiero que me incineren y mezclen mis cenizas con pintura, No quiero pasar a la posteridad en una manifestación anacrónica. Quiero que usen mi cuerpo en una performance. Dáselo a Jodorowsky a ver qué se le ocurre. [...] o a Felipe Ehrenberg [...] Si no es a Felipe dáselo a alguno de los grupos que hacen happening, hay un montón, pero antes investiga bien, no quiero acabar en una fumada frívola " (p. 186)
y en el mundo político, las humoradas referidas a los revolucionarios mexicanos:
"El suelo de la explanada del Monumento a la Revolución se estaba agrietando. [...] Eran los bigotes de los revolucionarios, que no habían parado de crecer y se habían enredado en el sistema del alcantarillado. La culpa era de Villa y de Cárdenas, Madero, Calles y Carranza, absueltos" (p. 129)
Aspecto más que interesante de esta novela es el producto metaliterario que en realidad es. Estamos ante una novela haciéndose; una novela que no es novela y, precisamente, por no serlo tiene todas las papeletas de que al final lo acabe siendo. Una novela anárquica pero en realidad realizada bajo postulados muy ortodoxos. En especial postulados de Theodor Adorno cuya " Teoría estética" y sus " Notas de literatura" marcan la idiosincracia del texto; y de la Teoría de la Recepción de Wolgang Iser. Dos o tres frases, presentes en la novela, están sacadas de estos autores y sirven para marcar la estructura y forma de la narración:
➽"Un tono solemne condenaría al ridículo a las obras de arte, igual que el ademán de poder y magnificencia " ("Teoría estética", T. Adorno)
➽"Un análisis de la Hª literaria muestra el traslado de los espacios vacíos como elemento de economía narrativa o como productores de tensión y suspense -caracterizados en la figura de la elipsis- a su papel central en la literatura moderna " (Teoría de la Recepción, W. Iser)
Pero la genialidad de esta novela de Juan Pablo Villalobos es que aspectos tan interesantes literariamente hablando como los anteriores los formula en texto, como casi todo lo referido a metaliteratura y tantas otras cosas, de manera paródica:
➽"Me acabó explicando, cuando yo, para variar, ya me había distraído, una manera de narrar, denominada 'estilo indirecto libre', momento en el que yo ya no supe si estábamos hablando de literatura o de natación".
➽[Francesca me] "decía que a mis personajes les faltaba profundidad, como si fueran agujeros. Y que mi estilo necesitaba más textura, como si estuviera comprando telas para cortinas ".
También conviene pararse y considerar la razón del título, "Te vendo un perro". Dejando a un lado la que va unida a la historia relatada: un joven con pretensiones de artista que ha de hacerse taquero por culpa de la supervivencia, y las leyendas urbanas unidas a estos vendedores, la imagen del perro/perros funciona en el texto como una clara metáfora animalesca propia del mundo carnavalesco, una de las tendencias literarias que se muestran en esta novela. El siguiente fragmento creo que es explicativo por sí mismo:
"Los perros no importan. Los perros no importa que sean perros. Son perros porque sí, pero podrían ser cualquier otra cosa que sirviera como símbolo de la crueldad de la vida. Si no hubiera perros serían ratas o conejos".-Los perros son perros son perros porque eso fue lo que pasó, los perros importan porque ésa es la realidad.- 'La realidad no importa'" (p. 182)
O sea que el autor nos está proponiendo una historia que toca la realidad pero sin importarle ésta. Estamos ante una realidad pero pasada por el filtro de la creación artística que la transforma y convierte en otra cosa. El mismo escritor en entrevista concedida a la revista " Quimera" a propósito de su anterior novela, "Si viviéramos en un lugar normal" (2012), declaraba lo siguiente, que es totalmente aplicable a nuestra novela:
"Un narrador, sea un niño o lo que sea, por más aspiraciones de "verosimilitud" que tenga, siempre es y debe ser literario. Esto es literatura y no tiene nada que ver con la realidad. Hay que trascender la realidad "
Toda esta explicación sobre la realidad en literatura puede hacer pensar en una novela pesada y aburrida. Para nada. El escritor mexicano afincado en Barcelona envuelve tan profundas reflexiones en el vistoso y entretenido papel del tono humorístico -¡siguiendo los dictados de Adorno, sin duda alguna!-. Así cuando decide dar clases de teoría literaria a un personaje al que llamaban Cabeza de Papaya le pide a otro llamado Mao:
"-Tráeme todo lo que puedas de teoría literaria.
- ¡Estructuralismo, hermenéutica, semiótica, teoría de la recepción?
- Lo que sea, entre más mafufo { Fuera de la realidad, ilógico} mejor "
Una novela y un novelista muy mexicanos. En cuanto a manejo de la lengua, si algo destaca en este relato es el apego a la lengua viva mexicana. El asunto que se trata igual que los personajes que toman parte en él son mexicanos por los cuatro costados. Y este mexicanismo queda patente -en especial para un español como yo- en el vocabulario lleno de términos vivos y muy coloquiales por allá:
'tianguis' (Mercadillo), 'Achichincles' (Adulador, sumiso), Sábanas 'percudidas' (sábanas tan sucias que ya es imposible ponerlas completamente limpias aunque se laven), 'Jitomatiza' (Tomatina, pelea con jitomates [tomates]), 'rascuaches' (Pobre, miserable, de baja calidad), 'merolico': (Persona que es muy habladora. Vendedor callejero), 'escuincle' (Persona que está en el período de la niñez), 'piloncillo' ['vender piloncillo'] (Azúcar moreno que se comercializa en forma de cono truncado), 'gis' (Arcilla blanca o de diversos colores que, en forma de barrita, se usa para escribir en los pizarrones), 'mica' (Sentidos diversos según el país [camisa, bacinilla, cosa, fiesta...])'palapa' (vivienda al aire libre con techo formado con palmas secas y soportes de madera de palma), 'caguama' (tortuga. Por extensión botella de cerveza), 'cholla' (tipo de cactus mexicano), 'botana' (Tapa), 'alebrestar' (Alborotar(se)), 'chambear' (Trabajar), La 'cruda' (Resaca), etc.
Durante la entretenida lectura de "Te vendo un perro" constantemente venían a mi cabeza las novelas escritas por Enrique Vila-Matas [leer que hice en el blog sobre una de sus novelas]. No porque sean iguales, para nada, sino por esa mezcla realizada entre el hoy y el ayer, esa interacción entre personajes reales (históricos, al menos) y los puramente ficticios, el tono ensayístico que adquiere el relato en algunos momentos y también, claro, por qué no, ese humor tan iconoclasta con el que se lleva por delante todo lo que se pone ante él por muy reconocido oficialmente que sea éste.
Es principalmente en el juego realidad-ficción y en la hibridez de géneros que se percibe en esta novela en lo que, en mi opinión, estriba la semejanza con la literatura de Vila-Matas quien en sus novelas fusiona con sorprendentes resultados la novela, la crónica, el libro de viajes, el diario, el ensayo y la crítica literaria. En el fondo y en la forma, esto es lo que se conoce con el nombre de posmodernismo. Ahí es donde encontramos a este joven escritor mexicano.