¿Qué tal el puente?
Hoy, haciendo honor al nombre de este blog, quiero compartir mi experiencia sobre un producto del que todo el mundo habla últimamente, pero del que también se dicen muchas mentiras y verdades a medias: el té verde.
Dada la enorme cantidad de información que circula por la red, libros y revistas desde hace unos pocos años, me gustaría que con este post no os quedase ninguna duda acerca de sus propiedades y usos adecuados. ¡Vamos allá!
Beneficios
- Está demostrado que mejora nuestros procesos cognitivos; es bueno para la memoria, la atención, la concentración… En algunos estudios llegan a afirmar que previene el Alzheimer
– Reduce el colesterol LDL, es decir, “el malo”
– Previene (lo cual no quiere decir que evite) enfermedades como el cancer, la artritis o la esclerosis
– Favorece la lipoxidación, es decir, favorece la utilización de la grasa como “combustible” para nuestro cuerpo, por lo que nos ayuda notablemente (al menos en mi caso) a reducir nuestro peso.
Cómo tomarlo
Como todo, en exceso no es bueno. El té verde no es fermentado, a diferencia del té negro, y sus hojas son frescas. El contenido en cafeína es menor y yo personalmente suelo tomarme una taza en el desayuno y otra después de comer, porque la teína me afecta bastante a la hora de conciliar el sueño.
A mí me gusta sin azúcar, y para que el buen sabor se conserve, es importante hacerlo bien. Lo ideal es calentar el agua hasta los 80-90 grados, es decir, justo antes del punto de ebullición, e infusionar entre 45 segundos y 1 minuto. Si lo dejamos más tiempo se amargará, y el sabor será muchísimo peor. Este es el truco para tomarlo sin azúcar.
Mis favoritos
A mi me gustan las infusiones de sabor afrutado o cítrico, con toques de alguna flor, además de melocotón o naranja.
Estos días estoy tomando uno llamado “orballo primaveral”, que compré en El Sombrerero Loco, mi tienda de té favorita en A Coruña. Al final del post os dejaré información por si queréis contactar o pasaros.
Siempre tienen algún té para probar, además de todo tipo de productos para su elaboración y acompañamiento (las galletas de jengibre me pirran), además de organizar eventos relacionados con los productos.
Allí podéis encontrar té matcha, un té verde japonés molido, cuya preparación y beneficios son una maravilla, y productos derivados de éste para la elaboración de repostería. Os recomiendo que probéis las galletas matcha, muy llamativas por el color, y muy sorprendentes por el sabor.
Y ya me despido, no sin antes recordar que el té verde no es milagroso, pero sí más sano que el café, y empezar a incorporarlo a nuestra vida es una cuestión de acostumbrarse. ¡Cuidarse está de moda!
Hasta la próxima
A.
El Sombrerero Loco
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