Teatro romano de Mérida. Después de 2000 años seguimos aplaudiendo en sus gradas

Por Jgrpmp123

Nombrado como uno de los 12 Tesoros de España, el teatro romano de Mérida actualmente es un lugar con gran actividad teatral. Pero no fue hasta 1933 cuando se desenterró de debajo de toneladas de tierra, bajo las cuales esperaba pacientemente su descubrimiento desde hacía 1.600 años. Si quieres ver su belleza en imágenes sigue leyendo este post.

El conjunto del teatro y circo levantado por la Antigua Roma en Augusta Emerita, actual Mérida (Españaera un lugar de ocio y esparcimiento como son ahora para nosotros las zonas comerciales con cines y restaurantes. Aunque a los romanos no les apasionaba mucho el teatro, a una ciudad como Augusta Emerita le daba buen tono tener uno.

En cuanto al Teatro romano de Mérida fue promovido por el cónsul Marco Agripa y, según una fecha inscrita en el propio teatro, su inauguración se produjo hacia los años 16-15 a. C. Tras varias remodelaciones en los años 105 y 333 el teatro fue abandonado en el siglo IV d. C. tras la oficialización en el Imperio romano de la religión cristiana, que consideraba inmorales las representaciones teatrales. El edificio fue cubierto de tierra y durante siglos su única parte visible fue la summa cavea, las gradas superiores. Las excavaciones arqueológicas en el edificio comenzaron a principios del siglo XX y desde 1933 el teatro alberga la celebración del Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida. 

Fue declarado Patrimonio de la Humanidad desde 1993 como parte del Conjunto arqueológico de Mérida y en 2007 el teatro fue nombrado uno de los 12 Tesoros de España.

Lateral del escenario


Entrada al Teatro


Gradas


Frons Scaenae. Muro de 30 metros detrás del escenario 


Dos cuerpos de columnas entre las cuales podemos ver estatuas de emperadores divinizados y de dioses del mundo subterráneo


Columnas con capiteles corintios


Diosa Ceres sedente

El pasillo central, la valva regia, tiene un dintel sobre el que se asienta la estatua sedente de la diosa Ceres (o Livia, la mujer de Augusto, deificada). La que vemos en este lugar es una réplica, la verdadera, fechada en el siglo I d.C. se muestra en el Museo Romano de Mérida a escasos metros del Teatro y Anfiteatro.

El Peristilo era la zona ajardinada detrás del escenario


Tras el muro del frente escénico encontramos un amplio jardín porticado cerrado por muros con hornacinas que fueron decoradas con estatuas de miembros de la familia imperial. 

Aula sacra

En este jardín, en línea con la valva regia y el espacio sagrado de laima cavea, se halla el aula sacra, un pequeño espacio sagrado con una mesa de altar donde se honraba a la figura del divino Augusto.

Casa del Teatro del siglo II d.C


En el extremo oeste del pórtico del Teatro podemos ver esta vivienda cuyo excavador, José Ramón Mélida, creyó que las estancias dotadas de ábsides con ventanas en sus cabeceras, formaban parte de una iglesia donde se reunía una de las primeras comunidades cristianas, de ahí que la denominase “Casa-Basílica”.

Habitaciones absidiadas


Un Mosaico en el suelo es como una alfombra de piedra

Capitel Corintio



En cuanto al Anfiteatro fué erigido en el 8 a.C. como atestiguan las inscripciones halladas en sus tribunas y sirvió de escenario para espectáculos muy populares: los juegos de gladiadores, las cacerías de fieras y la lucha entre animales salvajes en escenarios artificiales que recreaban bosques, selvas con lagunas o desiertos, todo ello sobre las grandes tarimas de madera que formaban la arena. La cabida aproximada de este coso gigantesco era de entre quince y dieciséis mil espectadores.

Acceso de fieras y gladiadores al foso central

Está situado contiguo al Teatro, está separado de él por una calzada que circunda ambos edificios. Flanqueando las puertas de los ejes mayores, hay una serie de estancias que, o bien se usaron a modo de jaula para las fieras como de estancias donde se preparaban los gladiadores. En la arena se aprecia la presencia de un gran foso. En él se asentaban los pilares de madera que sostenían las tarimas y, bajo las cuales, se ocultaban todos los ingenios necesarios para el desarrollo de unos espectáculos tan complejos.