Santiago -
Acudimos el pasado miércoles al Teatre Micalet a ver L'ànima bona de Sezuan (El alma buena de Szechwan, o Se-Chuan), representada por la Jove Companya d'Entrenament Actoral, Teatre de l'Abast. No conocíamos la obra, pero sí al autor, Bertolt Brecht, cuyo nombre ya nos garantizaba contenido crítico y no salir indiferentes de la sala. Comienza la representación: luz tenue (admirable la iluminación durante toda la obra), escenografía humilde (admirable el hacer mucho con poco), y el grupo de actores se nos muestra con una coreografía inicial, muy oriental, cuyo sentido a priori desconocemos. Aquí me asaltó la duda, pues podríamos habernos metido en una de esas adaptaciones, tan en boga hoy día, que con la excusa de un clásico o un autor renombrado te encajan algo que poco tiene que ver con el original y que, por alguna razón inextricable, siempre está lleno de coreografías la mar de sensuales que llenan -y rebosan- los tiempos del drama. Temí, pues, que esta fuera una de esas modernísimas obras, mas en seguida salí de mi error.Cada actor tenía varios papeles, cada uno con su propia voz, con su propia actitud; es admirable la rapidez con que cambiaban de registro. La protagonista, Shen-Té, borda los suyos. La música es la apropiada; la luz va al compás, como las voces, y las nuevas coreografías encajan a la perfección en la obra, esto es, nunca están fuera de lugar, algo que se agradece.
Sarah - (Continuarà...)Argumento/significado