'Techo de cristal'. ¿Por qué las mujeres lo tienen más crudo?

Publicado el 07 febrero 2012 por El Tridente

La verdad es que cada día se hace más complicado hablar del tema empleo, o mejor dicho, desempleo. Puede parecer un tema incluso aburrido, no se habla de otra cosa. La realidad es que es nuestra preocupación, la que le roba el sueño a muchísimas familias y la que nos ha hecho más que economistas a todos y a todas.

Para cambiar un poco el hilo de las conversaciones diarias, hoy nos centraremos en la posición de las mujeres en el empleo y en la sociedad.

¿Porque son quienes más crudo lo tienen en el mundo laboral? La crisis aún se los pone más negro. Las estadísticas no admiten dudas. La última Encuesta de Población Activa del Instituto Nacional de Estadística (INE), correspondiente al tercer trimestre de 2011, destaca que el desempleo afecta más a las mujeres. En ese periodo, 114.000 trabajadoras perdieron sus empleos. La cifra en los varones fue muy inferior, de 32.800. Esta desigualdad aún tiene más relevancia si se tiene en cuenta que el 52,93% de las mujeres entre 16 y 65 años trabaja, frente al 67,64% de los hombres.

El concepto ‘Techo de Cristal’ nos ayuda a entender gran parte de la desigualdad existente en este ámbito.

Es una barrera invisible que se encuentran las mujeres en un momento determinado de su desarrollo profesional, de modo que una vez llegado a este punto muy pocas mujeres franquean dicha barrera, estancando la mayoría su carrera profesional. Las causas de este estancamiento provienen en su mayor parte de los prejuicios empresariales sobre la capacidad de las mujeres para desempeñar puestos de responsabilidad, así como sobre su disponibilidad laboral ligada a la maternidad y a las responsabilidades familiares y domésticas, actividades que suelen coincidir con las fases de itinerario profesional ligadas a la promoción profesional.

El desempleo y la precariedad laboral no sólo tienen una mayor incidencia en la población femenina sino que su repercusión en las mujeres está determinada por condicionantes específicos de género que requieren una intervención desde nuevos enfoques y métodos que tengan en cuenta estos obstáculos y discriminaciones, directas e indirectas.

La plena integración laboral de las mujeres y su desarrollo profesional es la primera garantía del derecho a la autonomía económica y el desarrollo personal.

Esta es una crónica especial, de un día como otro cualquiera…

Autora:  T.H.