Sin embargo, las peluquería obedecen a las leyes generales de cualquier otro tipo de negocio: se desenvuelven en competencia y, por lo tanto, su futuro depende de su capacidad de innovación. Y sólo pueden innovar quienes conocen realmente su negocio.
Tener datos sobre lo que ocurre en el negocio aporta conocimiento y el conocimiento se transforma en capacidad de decisión para avanzar en los objetivos propuestos Por el contrario, el desconocimiento garantiza que las decisiones que se tomen serán equivocadas.
Pero esto requiere tiempo, dedicación, esfuerzo y la mayoría de las veces no es una información accesible sino que depende de la documentación que elaboran las asesorías o terceras personas. Y aquí es donde la tecnología se convierte en el mejor aliado, porque permite obtener todo eso simplemente pulsando unas teclas, en el momento deseado.
En este punto la tecnología deja de ocupar un lugar secundario y pasa a ser la clave en el camino hacia el éxito, así como una llave maestra que abre la puerta a la innovación. En este punto, el cambio de “hábitos” tecnológicos se convierte en un “cambio de modelo de gestión”. Para llevarlo a cabo los impedimentos son materiales: la inversión, la dificultad de uso, la seguridad de los datos…etc. Si se les da respuesta de forma eficaz, puede significar la revolución del sector y la inmersión masiva en las nuevas tecnologías, justo donde tecnología y negocio se dan la mano.