El ‘software’ de Softcrits se utiliza para inspeccionar centrales atómicas mediante visión artificial y medir niveles de radiación
Esta empresa malagueña se sitúa a la vanguardia de un sector tan hiperespecializado, el de la informática enfocada a entornos críticos, que se ha convertido en aliado imprescindible para la compañía líder en ingeniería nuclear, Tecnatom. Esta multinacional española comenzó a requerir tecnología ‘made in Málaga’ allá por los años 90, cuando Softcrits no existía, pero sí el grupo de investigación de la UMA del que nació: el de Ingeniería del Software (Gisum). «Empezamos a colaborar con ellos en un proyecto europeo para perfeccionar los simuladores que utilizan las centrales nucleares para formar o evaluar al personal. Son como simuladores de vuelo, pero lo que se reproduce es la sala de mandos de una central. Nosotros aportamos el ‘software’ que permite la simulación en tiempo real», explica el profesor Manuel Díaz.
Así empezó una fructífera relación que fue abriendo más campos de investigación al equipo de la UMA. Nuevos ingenieros ajenos a la Universidad entraron a reforzar el trabajo de los profesores. Y de la necesidad de estabilizar su situación nació, hace tres años, la idea de crear una empresa ‘spin-off’. «Tenemos gente muy formada y especializada trabajando con nosotros a la que corríamos el peligro de perder», afirma Manuel Díaz, que fue uno de los ocho socios fundadores de Softcrits.
La compañía arrancó con tres investigadores en plantilla y ya va por ocho, gracias a que su facturación no ha dejado de crecer (en 2011 superó los 200.000 euros). Actualmente la simulación de sistemas complejos es solo una de sus líneas de trabajo. También cuenta con una herramienta para monitorizar la inspección de centrales nucleares. «Son instalaciones que no se pueden revisar manualmente, así que se recurre a tecnologías como los ultrasonidos y las corrientes inducidas», explica Díaz.
Sensores inalámbricos
Otra línea de investigación es la de los sensores inalámbricos para medir todo tipo de parámetros (temperatura, radiación, gases, etc). Esta tecnología es la protagonista del proyecto Simorac, desarrollado con Tecnatom y la Universidad de Málaga y cofinanciado por el Ministerio de Industria. «Es una alternativa muy interesante para la monitorización ambiental en situaciones de emergencia, así como para hacer inspecciones en zonas peligrosas de las centrales nucleares. Los sensores inalámbricos no necesitan ninguna infraestructura de red, por lo que se podrían desplegar en pocos minutos y recopilar información», explica el profesor. Una tecnología «sospechosamente parecida» se utilizó tras el accidente de Fukushima para medir los niveles de radiación en los alrededores de la central. De hecho, los miembros de Softcrits piensan que la empresa que la suministró pudo ‘inspirarse’ en sus avances, que aún no estaban patentados.
Pero estos sensores no solo tienen utilidades en el sector nuclear. Softcrits participa en el proyecto europeo Seeds junto a otra empresa malagueña, Cemosa, enfocado a mejorar la eficiencia energética de los edificios; así como en la iniciativa de ámbito nacional Envia, que persigue desarrollar un ‘pavimento inteligente’. Además, está terminando de instalar una herramienta para la predicción de avenidas de agua para la Cuenca Mediterránea Andaluza.
El campo de la visión artificial también está dando ya resultados tangibles. A las aplicaciones que tiene esta tecnología en la industria nuclear (robots con cámara que desarrollan tareas de inspección en lugares de la central donde no pueden entrar seres humanos) se suman otras tan insospechadas como el análisis de alimentos o el ensamblaje de aviones.