Además, los biocombustibles no deben competir con los alimentos, aunque el whisky no se puede tipificar estrictamente como tal a pesar de acompañar al café al final de una buena comida. Los escoceses no son tan tontos como para quemar su whisky en el motor de su coche. Solo conozco una manera aceptable de quemar whisky: flambearlo sobre una crepe para obtener una suculenta “crêpe flambée” (que también se puede hacer con Grand Marnier o con cualquier brandy).
¿Cómo se fabrica este nuevo biocombustible ligado al whisky?
El whisky se obtiene por destilación del líquido alcohólico producido a partir de una masa fermentada de granos de cereales que pueden ser malteados o no, lo cual da lugar a diferentes tipos de whisky (de granos o de malta). La destilación se hace en un alambique de cobre y el líquido alcohólico destilado se deja envejecer en barriles de madera, hasta durante 12 años.
Pero solo un 10 por ciento de lo que sale del proceso de destilación será whisky. El resto son subproductos, según el argot del whisky llamados “draff” (residuo-poso de la destilación) que se usa hasta ahora como materia prima para preparar alimentación de animales, y “pot ale” (un líquido parecido a la cerveza). La industria del whisky produce cada año unos 1600 millones de litros de pot ale y 500 mil toneladas de draff aptos para ser convertidos en biocombustible, afirma la empresa Celtic Renewables Ltd, creada especialmente en enero de 2012 en el Campus de Sighthill de la Universidad Napier de Edimburgo para fabricar y comercializar el biocombustible y que fue presentada entonces por el Ministro para la Energía, La Industria y el Turismo de Gran Bretaña. Fergus Ewing.
El proceso innovador, que produce biocombustible butanol (o alcohol butílico) y acetona bioquímica, ha sido desarrollado durante dos años en el Centro de Investigación de Biocombustible de la citada Universidad, bajo la dirección del Profesor Martin Tangney, director del centro. El centro depositó la patente, titulada “Procedimiento para la Fabricación de Butanol y Acetona”, y posteriormente, en noviembre de 2014, la cedió a Celtics Renewables. Las muestras de subproductos de la destilación del whisky, usados en la investigación, provinieron de la empresa destiladora de whisky, Glenkinchie Distillery. El proyecto fue subvencionado con 260.000 libras esterlinas por la agencia Scottish Enterprise y desarrollado según el principio 'Proof of Concept' (Prueba de Concepto) para demostrar su viabilidad.
El butanol y/o la acetona se obtienen por hidrólisis y fermentacióndel “draff” y del “pot ale” en presencia de microorganismos (bacterias) y enzimas específicas y selectivas para la producción de acetona, butanol y etanol, en un medio líquido débilmente ácido (pH alrededor de 5).
La fórmula química del butanol: H3C-(CH2)3-OH
y de la acetona: CH3(CO)CH3
El Profesor Martin Tangney motivó el proyecto de investigación diciendo, “la UE ha declarado que para 2020 los biocombustibles deberían constituir el 10% del total de las ventas de combustibles. Estamos comprometidos para encontrar nuevas e innovadoras fuentes de energía renovable. Mientras algunas empresas energéticas cultivan cereales específicamente para generar biocombustible, nosotros estamos investigando materiales excedentes, tales como subproductos del whisky para desarrollarlos. Esta, la nuestra es una opción más sostenible desde el punto de vista medio ambiental y ofrece nuevos ingresos potenciales en la parte posterior de una de las industrias más grandes de Escocia. Hemos trabajado con uno de los productores líderes de whisky para desarrollar el proceso”
A partir de ahora, cada vez que beberemos un whisky pensaremos también en su hermano biocombustible, y nos sentiremos un poco más ecologistas. Será un whisky más sostenible (bebiéndole con moderación).