Teletrabajo vs trabajo presencial

Por Utopiacf

El escenario de trabajo ha cambiado y mucho en los últimos meses. Hemos pasado de trabajar en la oficina y pasar horas y horas frente al ordenador antes de volver a casa a literalmente, no salir de casa ni para trabajar. El teletrabajo se impuso para la gran mayoría de un día para otro el pasado 14 de marzo y ahora, estamos intentado encontrar la mejor fórmula para trabajar.

El equilibrio siempre es lo más saludable y los extremos no son buenos. De ahí que debemos empezar a poner en marcha fórmulas dentro de las empresas en las que se pueda compaginar trabajar en la oficina de forma segura y también teletrabajar. Ni una cosa ni la otra es saludable al cien por cien sobre todo si se puede elegir en equilibrio.

¿Teletrabajar al cien por cien?

Pues la realidad es que no. ¿Por qué si hay a quien le funciona? Bueno, pues es que es como todo. Al principio todo funciona porque es la novedad y los cambios nos hacen motivarnos y movernos de forma diferente pero en el momento que nos acostumbramos, todo tiende a reducir los índices de productividad.

En el teletrabajo es igual. Es cierto que es muy positivo porque nos ayuda a ser más responsables, a organizarnos nuestro tiempo de trabajo, ahorramos en desplazamientos (sobre todo en tiempo) y podemos compaginar mejor nuestra vida personal con la profesional. Hasta ahí, todo correcto y se justifica y mucho el teletrabajo (sobre todo en épocas en la que la salud está en riesgo).

Pero no tenemos que olvidar que el teletrabajo también tiene sus contras sobre todo cuando es la única fórmula y se extiende en el tiempo.

Si nos pasamos todo nuestro tiempo teletrabajando vamos a entrar en desidia, estaremos reduciendo nuestro tiempo de compartir con otros profesionales (algo que es sumamente enriquecedor), dejaremos de estar al día de tendencias y vivencias de otros, nos relacionaremos más con las pantallas y menos con las personas, nuestras habilidades sociales se van a ver mermadas (y esto aunque parezca que no, es una realidad), dejaremos de tener una rutina muy marcada e incluso, en casos extremos, descuidaremos nuestro aspecto y cuidado personal porque bueno, si teletrabajamos, ya no tenemos esa necesidad.

Interactuar con otros profesionales de nuestro entorno es muy saludable y necesario. Por mucho que leamos y escuchemos en internet, es fundamental que nuestros compañeros de trabajo nos cuenten de viva voz qué están haciendo, que pongamos en común ideas y proyectos. El café de media mañana es un punto de compartir de un gran valor tanto personal como profesional.

Y por supuesto, los proyectos se ven mermados en creatividad. Es cierto que podemos realizar y con éxito reuniones en remoto pero se pierde y mucho el poner en común las ideas en una reunión de briefing o creativa.

El equilibrio es la mejor solución

De ahí que nuestra idea es apostar por un equilibrio y conseguir que las empresas entiendan que se puede convivir de forma saludable con una metodología de trabajo mixta.

Ya hemos comprobado que el teletrabajo funciona según la responsabilidad de cada empleado en tanto y en cuanto tiene que cumplir con sus tareas establecidas. Pero también es saludable tener un espacio de trabajo al que acudir y compartir con sus compañeros.

Quizás las oficinas ahora mutarán y serán espacios más reducidos, sin despachos unitarios y con mesas rotativas que ocupan las personas que van ese día a trabajar (se acabaron las mesas asignadas). Se podrían cambiar los espacios de mesas de trabajo individuales por mesas grupales para reuniones colectivas… Las oficinas tienen que cambiar para adaptarse a una nueva realidad de trabajo presencial con teletrabajo.

Consideramos desde Utopía que esta es la mejor solución, un equilibrio saludable y que hay siempre que estudiar y analizar las particularidades de cada empresa, sus equipos, sus necesidades y diseñar un plan de trabajo nuevo. ¿Te ayudamos? En Utopía estamos especializados en este servicio y podemos analizar el estado de tu compañía en cuanto a modos de trabajo y desarrollar un plan personalizado. ¿Hablamos?