El Barça encarriló su pase a las semifinales de la Copa tras ganar al Levante en el Ciutat de València por 1-4 en la ida de los cuartos de final en una simulación de partido de la que se desprenden elementos suficientes para investigar los hechos y concluir que, a pesar del resultado, el equipo blaugrana no carbura fino. Volvió el Barça a caer en la trampa del Levante, que de nuevo le buscó los descosidos a pelota parada y que a pesar de jugar con sus suplentes mantuvo durante mucho tiempo al equipo barcelonista en un estado de colapso preocupante.
El Barça se había metido en un túnel del que le rescató un Messi que se puso el traje de Xavi. El argentino se instaló en la media del equipo y desde ahí se dedicó a repartir asistencias para Tello, que próximamente debería erigir un monumento al argentino con piedras de mechero. El festival que dio ayer el argentino sin dar la sensación de exigirse demasiado habilitando a los extremos debería de ser revisado en las escuelas de futbolistas de todo el mundo. Él solito convirtió un partido mediocre de Tello en un partido que el extremo recordará toda su vida pues le dio cuatro goles mascaditos (marcó tres, el otro se lo marcaron en propia puerta los jugadores locales).
El 1-4 final, que deja la eliminatoria vista para sentencia, no se corresponde a lo que pasó en un partido que de ninguna forma fue un paseo para el Barcelona. En la primera parte, los suplentes del Lervante le sacaron los colores a los del Barça más Messi.
Bien asentados y atentos atrás, rápidos delante y dispuestos a aprovechar cualquier jugada a balón parado, los de Caparrós dominaron la primera parte del partido y volvieron a dejar en evidencia a la defensa barcelonista. Una falta en la zona de tres cuartos propició un despeje infame de Puyol que El Zhar aprovechó dos veces (en la primera Pinto evitó el gol de milagro) ante un Bartra extremadamente tímido.
Con el 1-0 acabó la primera parte. Todo estaba controlado por de un Levante intenso que dominaba a un Barcelona desconocido. Pero todo cambió cuando Messi decidió tomar las riendas del partido y el Levante se disparó en un pie en una jugada de cine cómico que lo cambió todo.En el minuto 53 el argentino habilitó a Tello, que se internó y disparó muy flojito a las manos de Jiménez, que no rechazó contundentemente el balón. Éste cayó a lo pies de Vyntra, quien lo quiso despejar con tan mala suerte que su patadón rebotó en Juanfran y el balón se coló en la portería. Ese gol, por ridículo y frustrante cambió el decorado del encuentro.
Messi pasó a ser el dictador del partido y Tello, su brazo ejecutor. Desde el centro del campo, Leo se hartó de dar pases en profundidad al extremo de Sabadell que una vez tras otra ganaba la espalda de sus marcadores recogiendo los regalos de Messi como el que va recogiendo flores en el campo.
De esta forma fueron cayendo los goles sucesivamente hasta el 1-4 final que será recordado como el día del hat trick de Tello. No obstante, nunca podría ligarse ese trío sin un futbolista que reparta las cartas como Messi. Dentro de una jornada de locos a nivel institucional, el Barça tiene un problema menos porque el partido de vuelta de los cuartos de final será un trámite, pero no debe distraerse. La primera parte fue es para reflexionar.