Retornando en este blog a temas de interés comentados en clase por nuestros alumnos, escogimos uno, en esta oportunidad, que justo al momento de pintar, origina muchos dolores de cabeza, insatisfacción y pesadumbre, cuando el resultado final no alcanza los niveles técnicos que deseamos, o cuando la referencia fotográfica escogida, sigue viéndose mejor de lo que llevó horas o días en terminar, “El uso acertado del Color”.
A nivel técnico, tanto para la Pintura, las técnicas de ilustración manuales y “digitales”, incluyendo, por su puesto a la aerografía y todas sus aplicaciones, el dibujo es, por ende, el recurso plástico más importante a la hora de ejecutar, tanto los bocetos, el diseño o el acabado preliminar del trabajo, porque es como el esqueleto que sostendrá todo lo demás. Un dibujo mal planteado, mal calcado, mal trasladado al soporte, es un presagio de lo inminente, que saldrá mal, porque por más que se vea hermoso un acabado, si el dibujo está mal resuelto, será un defecto físico que se resaltará ante todos, a medida que se avanza o se termina. Lo siento, pero hoy en día, quien no dibuja, no diseña.
Los aerografistas con los mínimos conocimientos del dibujo, han podido defenderse muy bien aprendiendo de otros, o desarrollando técnicas ingeniosas para trasladar sus ideas y hacerlas bien. Recuerda, un cliente no necesariamente, sin saber de arte como debería saberlo el artista, se dará cuenta si algo está extraño o fuera de su sitio, pagará seguro, pero seguro será que no vuelva a llamarlo para su próximo encargo, y menos, a un artista que le hizo un trabajo con un dibujo torcido, ¿Por qué? Por que aunque no lo sepa, ya se enterará cuando alguien que si sabe, le informe del error del artista, o cuando la venenosa competencia haga leña de un árbol caído. En momentos como estos, eso no debería pasar.
Pero supongamos, que luego de vencido este obstáculo, existe otro, que seguramente, habrá barrido con sentimientos y esperanzas de hacer las cosas bien, sin haber podido evitar desperdiciar material, energía y adrenalina ante nuestras tareas, sobretodo cuando se es amateur, iniciado o estudiante del oficio, o peor, cuando un aerografista carece de buen gusto, y no tiene ojo analítico. El uso correcto y acertado del color.
¿Cómo resolvemos ese problema?
No hay otra salida, hay que estudiar el color.