La Luz de la Sabiduría, de Isabel Guerra
Leo y me quedo colgada de una línea, danzo en su trazado, hago una pausa en sus comas y me detengo en sus puntos. Hace tiempo que estoy aquí, en mi dulce cautiverio, amparada por la tinta que me nombra. No quiero regresar a la existencia cotidiana. Dentro de estos párrafos, he encontrado abrigo y gozo. Afuera, hace frío. Lo peor será cuando me entre hambre, porque no sé si el papel alimentará.¿Quién me mandó meterme entre las páginas de una novela? Aunque lo deseara, ya no encontraría el camino de regreso al mundo real. Pero no estoy muy segura de que forme parte de ese mundo. El autor me trata siempre como a un personaje, como a un ser de ficción, y me temo que yo misma he decidido serlo: su trama me resulta más sugestiva que mi monótona realidad.
No me preocuparé por cuestiones minúsculas: mi destino ahora no se guía por la batuta que dirige a los seres comunes. Creo que las heroínas de historias singulares no necesitan nutrirse, a ellas les basta con la imaginación de quien las sustenta.
Texto: Isabel Martínez Barquero