Templo de Karnak, Luxor

Por Javier Cabral

Un templo con escarabajo de la suerteincluido

Acceso al Templo de Karnak


El templo de Karnak es una de las muchas maravillas que uno puede encontrar en Luxor, la antigua Tebas, Egipto. Allí se filmaron escenas de las películas “Muerte en el Nilo” de la novela de Agatha Christie y una de James Bond “The spy who loved me” donde el elegante Roger Moore con la bella Bárbara Bach, de generoso escote, escapan del malvado Jaws en el patio de las columnas.

Sala hipóstila o de las columnas

Karnak está dedicado al dios Amón Ra. En el templo se tiene de todo en tamaño XXL, galerías con innumerables estatuas, corredores con esfinges de cabeza de corderos, santuarios, salas y más salas todas llenas de jeroglíficos. Algo que impresiona es la sala de las columnas, son más de 130 de más de 20 metros cada una, con capiteles tipo papiro abierto o cerrado. En los dinteles se observan dibujos con colores originales.
Hay numerosas estatuas que si están paradas con un pie al frente representan alguien vivo... en ese entonces. Si tienen los brazos cruzados en el pecho, representan a una persona muerta, le llaman la posición osiríaca pues Osiris era el dios de los muertos. La llave que tienen representada es la llave de la vida.
Lo más increíble, es que hay… gigantescos obeliscos de unos 30 metros, de una sola pieza de granito rosado, increíble… pues la mayoría de los obeliscos egipcios están en ciudades europeas, que algún conquistador se los llevó de recuerdo. Por ejemplo, en Roma hay 11 obeliscos egipcios. 

Escarabajo de la suerte, ¿será?

Normalmente los obeliscos describen la historia del personaje a quien se dedica. En una cara, cuentan sus victorias militares, en una segunda, la vida religiosa, la tercera cara, el aspecto económico y la cuarta, su biografía.
Nada cultural pero uno de los lugares más buscados es el patio del escarabajo, el cual está, medio rotito pero está, sobre una columna. Muchos creen que si uno da siete vueltas a su alrededor se le cumplirá algún deseo. Qué barbaridad cómo abundan los supersticiosos. Claro que uno piensa “Y si a ellos se les cumple el deseo, y a mí no”, entonces hay que unirse a la ronda, total el párroco no se va a enterar. 
Por supuesto no debería pensar: “Y si estoy dando la vuelta al revés, no sólo no se concederá el deseo sino que se reforzará lo contrario”. En fin, luego de las siete vueltas se puede continuar con el recorrido cultural e histórico.