Tras las vacaciones de Navidad regresé a Japón y comencé una nueva etapa. Año nuevo, vida nueva ... ¡y casa nueva!
Resulta que a finales del año pasado un amigo de la Universidad me dijo que quería mudarse de la residencia universitaria y me ofreció compartir piso. Fue la oportunidad que esperaba para cambiar de aires. Llevaba un tiempo algo cansado de mi anterior apartamento porque al vivir sólo el precio del alquiler era bastante alto y a final de mes no conseguía ahorrar nada para viajar. Es increíble lo rápido que uno palma pasta viviendo en Japón en cosas tan básicas como el transporte o las facturas. En este momento de mi vida considero prioritario ver mundo frente a vivir cómodamente, así que mudarme a un piso compartido significa reducir drásticamente el coste del alquiler en favor de los viajes. También quería aprovechar para vivir más cerca del centro de Tsukuba. Cierto que mi anterior apartamento estaba en pleno campus y no tardaba nada en llegar andando hasta el laboratorio, pero al estar lejos del centro dependía del autobús urbano para ir de compras, salir a cenar o ir a Tokio en tren. A última hora de la tarde la frecuencia de paso era malísima, y no digamos ya por la noche cuando volvía de Tokio en el último tren, a esas horas ya no había autobús y me tocaba meterme el gran pateo hasta llegar a casa.
Así pues durante el mes de Diciembre estuvimos mi amigo y yo buscando piso por Tsukuba hasta que dimos con un buen chollo. Arreglamos los papeles antes de marcharnos de vacaciones y el piso estaba listo para entrar a vivir en Enero. En el próximo post daré más detalles sobre el piso, pero ya adelanto que estoy super contento con el cambio. El piso es enorme, pago la mitad de alquiler que en el piso anterior y está situado a cinco minutos del centro, puedo ir y venir de Tokio en tren cómodamente a cualquier hora.
El tiempo que tardo ahora en ir al laboratorio no se ha visto demasiado perjudicado. El piso está situado estratégicamente cerca de la parada del autobús que lleva al campus y durante las horas del día que voy al laboratorio no me toca esperar demasiado ya que la frecuencia de paso es alta, sale uno cada diez minutos.
Hablando del laboratorio, desde que empezó el año no he hecho apenas otra cosa que pasar el tiempo investigando. Es la razón por la que no he tenido tiempo de actualizar el blog.
Estando de vacaciones en España el profesor de mi laboratorio me comentó que habíamos recibido una invitación para participar en un congreso internacional y me preguntó si quería presentar una publicación. Yo respondí que sí porque uno de los temas a tratar en estas conferencias está relacionado con mi campo de investigación y me pareció una oportunidad excelente para presentar mi trabajo. Nada más volver a Japón me puse manos a la obra. Tenía en mente la idea para la publicación pero antes de empezar a escribir nada necesitaba llevar a cabo algunos experimentos y obtener resultados. El primer paso fue adquirir algunos teléfonos móviles en Japón y empezar a hacer pruebas. Tardé menos tiempo del que pensaba en obtener los resultados que necesitaba pero en cambio me llevó más tiempo del que pensaba plasmar estos resultados en un documento. Se trata de mi primera publicación académica en inglés y he tenido que aprender muchas cosas por el camino. Por suerte durante todo el tiempo he tenido a mi profesor a mi lado para corregirme y ayudarme en lo que hiciera falta.
La semana pasada se cumplía el plazo para la presentación de las solicitudes y después de unos días frenéticos persiguiendo a mi profesor para que hiciera las últimas correcciones y de algunas noches en vela delante del ordenador reescribiendo el documento una y mil veces por fin pude entregarlo. Ahora sólo queda esperar a que la organización acepte nuestra publicación. Si consigo esto me habré quitado un peso de encima ya que uno de los requisitos para obtener el Master en mi Universidad es contar con una publicación académica. También habré dado grandes pasos en el desarrollo de mi tesis ya que mi profesor considera el material de esta publicación una buena base para la tesis que tendré que entregar al terminar los dos años de estudio. Y todo ello sin haber comenzado siquiera las clases del Master, que empiezan en Abril.
El único punto negativo durante todo este tiempo es que con tantas horas que he dedicado a la investigación y a la publicación he tenido que abandonar por completo las clases de japonés. Dentro de una semana comienzan las vacaciones de primavera en la Universidad y el laboratorio permanecerá cerrado hasta Abril. Podría decirse que prácticamente estoy ya de vacaciones pero durante las próximas dos semanas no puedo abandonar Tsukuba porque tengo que rellenar y entregar un montón de papeles relacionados con la matrícula del Master y la extensión de la beca del gobierno de Japón para los próximos años. A mediados de Marzo seré libre para viajar y ya tengo los ojos puestos en lo que se perfila como el gran viaje de 2011. El viaje que estoy planeando para este año no tiene nada que envidiar al de Marzo del año pasado que me llevó por Filipinas, Hong Kong, Singapur y Vietnam.
Creo que me merezco esas vacaciones, mientras tanto mantendré los dedos cruzados por lo que pueda pasar con la publicación.