LEA: Salmo 119:9-16 | Uno de mis himnos favoritos es «Fuente de vida eterna», escrito en inglés en 1757 por Robert Robinson cuando tenía 22 años. Una parte de la letra (en traducción libre) siempre me llama la atención y me obliga a examinarme: Propenso a vagar, Señor, yo me siento, propenso a dejar al Dios que amo. A veces, me siento así. Y con demasiada frecuencia, me distraigo y deslizo, en lugar de mantener el corazón y la mente enfocados en el Salvador que me ama y se entregó por mí. Robert Robinson y yo no somos los únicos a quienes les pasa esto.
En esas etapas cuando vagamos, en lo más profundo de nuestro ser no queremos alejarnos de Dios; pero como Pablo, a menudo hacemos lo que no queremos (Romanos 7:19) y necesitamos desesperadamente regresar al Pastor de nuestro corazón, quien puede atraernos hacia Él. En su gran himno de las Escrituras, el Salmo 119, David escribió sobre esta lucha: «Con todo mi corazón te he buscado; no me dejes desviarme de tus mandamientos» (v. 10).
A veces, aunque nuestro corazón anhele buscar a Dios, las distracciones de la vida pueden alejarnos de Él y de su Palabra. Cuán agradecidos podemos estar de tener un Padre celestial paciente y compasivo, cuya gracia es siempre suficiente… ¡aun cuando somos propensos a vagar!
Nuestra tendencia a desviarnos se equipara a la disposición de Dios de buscarnos.
(Nuestro Pan Diario)