Viajamos a Australia por una semana aprovechando el receso de Pascuas (Easter's Holidays), de los cuales pasamos 3 días en Sydney y luego partimos a Gold Coast. La ciudad recibe un aluvión de turistas en estas fechas, y tal vez, no es la mejor época del año para visitarla. Salvando el hecho de que la ciudad estaba repleta de turistas y el viernes la mayoría de los lugares estaban cerrados, la ciudad me pareció maravillosa, cosmopolita, vibrante y un poquito caótica. Por momentos me pareció más parecida a Buenos Aires que a la tranquila y ordenada Auckland.
El primer día fuimos hasta la bahía donde se encuentra The Opera House, y a pasear por Circular Quey, este último es un paseo peatonal que comienza en el edificio de la opera y rodea la bahía pasando por The Ferry Station y terminando en el antiguo barrio The Rocks.
La ciudad posee innumerables cafés y delis, pero es bueno tener en cuenta que los horarios difieren bastante de los horarios de Argentina, los días de semana cierran a las 5 p.m., mientras que los fines de semana y feriados cierran alrededor de las 4 de la tarde.
Me sorprendió la cantidad de marcas internacionales concentradas en el centro de la ciudad, principalmente sobre George Street, en esta calle en solo tres cuadras encontrás con tres grandes paseos comerciales: Queen Victoria Building, The Strand y Westfield. Los dos primeros se encuentran ubicados en preciosos edificios de fines del siglo XIX a los que vale la pena visitar aunque no vayas a comprar.
También me resultó interesante recorrer The Rocks, el área donde se encontraba situada la antigua cárcel, ahora repleta de bares, cafés y locales donde se pueden comprar diferentes gifts. (Confieso no pude evitar comprarme un par de las clásicas botas UGG).
El viernes santo, los centros comerciales, museos e incluso muchos cafés permanecen cerrados, por lo cual, decidimos tomar el ferry hasta Manly Beach y de paso admirar la ciudad desde el agua. La playa es hermosa, con arenas blancas y aguas claras y a tan solo 30 minutos en ferry desde el centro de la ciudad.
También, tuvimos la oportunidad de recorrer Darling Harbour, un circuito de bares, restaurantes y parques, situado en otra de las entradas de la bahía de Sydney, pero como contábamos con poco tiempo y nos quedó pendiente una cena en alguno de los muchos dinner que hay en este área.
Fueron pocos días, pero intensos. Espero volver en algún momento a disfrutar de algún espectáculo en The Opera House y salir de compras.
¡Qué buen recorrido nos dejaste, Sonia! Eso sí, te comprometo para que en la próxima visita registres vitrinas y locales -sobre todo esos de marcas afamadas- para ver cómo se vive la moda allá. Mientras tanto, intentaré moderar mi envidia; muero por conocer The Opera House y presenciar algún espectáculo en ese icónico teatro y también por subir al puente y ver la ciudad desde las alturas... Gracias por pensar en el blog para compartir tu experiencia, que sigan los éxitos por allá. Besos mil! Y ustedes, amig@s, qué opinan de este post? ¿Hay alguien más que haya estado en Sidney y quiera sumar info, tips o data? Me va a encantar leer sus comentarios! Buen comienzo de semana:>