by juanmartorano
Alice Peña Maldonado
Dentro del proceso emancipador que hemos vivido en estos 14 años bajo el liderazgo de nuestro presidente Hugo Chávez Frías se nos plantea en el Plan Patria 2013-2019 ser potencia creadora y transformadora.
He escuchado voces oposicionistas que consideran que esto no es posible pues en sus mentes inoculadas por la cultura imperialista norteamericana crean en ellos una discapacidad caracterizada por la baja autoestima, débil sentido de identidad y pertenencia, desconfianza en si mismo, anulación de sus posibilidades y de sus coetáneos, descalificación de lo propio y sobrevaloración del opresor, deidificación y fetichización del poder imperial (militar y tecnológico), seguidor asiduo de sus mitos (superman, guerra de las galaxias, última tecnología de punta que sale al mercado consumista, etc.) así como la enajenación permanente pensando solo en parecerse y desear estar en donde se halla ese poder. Su connivencia lo hace presa fácil de manipulación e incapaz de reconocer algo bueno en sí que no sea para tributarlo al poder que admira. Esta aclaratoria es importante pues condicionados por la historia colonial y neoliberal tenemos en más o menor grado algo de esto tanto individual como colectivo. Para asumir el reto y desafío de un País y Patria como potencia no podemos evadir que un grupo importante de nuestra población está inmovilizado y paralizado por una visión enajenante y actitud enajenada que pese a estar en nuestro territorio su mente y corazón está en otras latitudes.
Pero vayamos al asunto que nos trae aquí a través de algunas interrogantes ¿Qué es potencia? Es el poder o la capacidad de conseguir algo, es la posibilidad que tiene una cosa para convertirse en otra, producir un cambio o de llegar a ser algo distinto. Otras palabras que la caracterizan tenemos: fuerza, ímpetu, valor, energía, animus, entre otras. ¿Qué es ser potencia? Es el poder y la capacidad de un pueblo, de una institucionalidad, de una ciudadanía, de un colectivo de alcanzar un objetivo y meta planteado, es la posibilidad de convertirse en algo que en esencia está fundado, es producir un cambio que se ha propuesto o llegar a ser algo distinto de lo que venía haciendo hasta ahora. Es hacer posible lo que desea, necesita y puede creando las condiciones y factores que requiere para ese desempeño.
El concepto de potencia no se reduce al que tenemos sobre los países como potencias armamentistas o tecnológicas o potencias emergentes que superan un estadio económico para elevarse en otro más alto a costa de todo. Puede haber potencia por su ética y moral ciudadana, potencia por ser solidaria. No limitemos las palabras más bien rescatemos su sentido original y démosle nuevos significados en su sentido amplio pues estamos acostumbramos a repetir las jergas impuestas desde los centros de poder mundial o desde la academia que reduce la palabra a un tecnicismo agobiante. Vale considerar que cuando estos países dirigieron sus esfuerzos a ser potencia armamentista por otro lado instauraron el orden de la guerra y la violencia sistemática y global a la que estamos expuestos los países frente a sus ambiciones imperiales y salvajes que bajo las acciones de las trasnacionales buscan apoderarse de los mercados y los recursos energéticos de las naciones. Una cultura y comunicación arropa su pretensión y la validan en el contexto mundial.
Ahora bien diferenciándonos de estas potencias descritas en el párrafo anterior ¿Qué es ser como país, como patria y como ciudadanos: potencia creadora y transformadora? Es ser productivos en conocimiento, en información y en tecnología en todos los campos de la vida humana: en la salud, en la educación, en la política, en la economía, en la producción agrícola e industrial, etc. y todo esto conlleva a una nueva cultura y comunicación caracterizada en su profundidad y plenitud enraizada en los valores de nuestra propia originalidad, en respuesta a nuestras realidades complejas, reales y sentidas. Resulta fácil decirlo pero:
¿Sentipensamos creadora y transformadoramente? No, la escuela y las universidades tradicionales enseñan para memorizar y repetir el discurso impuesto por “otros” y no desde la construcción de “nosotros”. Enseñan para ir al campo del trabajo desde los códigos y teorías de otras geopolíticas de conocimiento. No nos sentamos a construir desde los saberes de nuestro pueblo que puede resultar el camino más certero y valido.
¿Sentipensamos creadora y transformadoramente? No, los medios de difusión nos enseña a vivir de la apariencia, a burlarnos y descalificarnos a nosotros mismos, a admirar al otro que no somos nosotros, a enajenarnos sistemáticamente, a vender nuestra originalidad para comprar lo que el capitalismo quiere que compremos, a distraernos en lugar de concentrar nuestros esfuerzos en estudiar, en debatir, en actuar, en vivir.
¿Sentipensamos creadora y transformadoramente? No, la institucionalidad pública y privada no permite que nos equivoquemos, ni que aprendamos de las fallas y errores propios como humanos que somos ya sea por ignorancia o despiste. Y peor aún no valora el esfuerzo de aquellos que hacen crítica y propuestas al sistema para ser cambiado o mejorado. Mantenemos nuestras instituciones anquilosadas haciendo más de lo mismo. Tal vez ya tenemos un que diverso por hacer pero mantenemos aún el cómo hacer las cosas idénticas a como se hacían en el pasado reciente.
Ya tenemos Patria, se ha rescatado nuestra identidad y consolidado un sentido de pertenencia como elemento importante de emancipación y liberación. Ahora es necesario dar el paso decisivo de la creación y transformación de nueva ciudadanía e Institucionalidad que embarga un proceso de aprendizaje donde es necesario minimizar el efecto negativo de condicionamientos sociales y mitos históricos dejando de lado las respuestas condicionadas y en su lugar ser consciente de lo que queremos realmente y de lo que hacemos en realidad; ser persistente en la idea que nos une y en sus posibilidades para llevarla a la acción y que desde una visión cuántica incrementar en actos concretos que genere nuevas respuestas y nuevas realidades; confrontar con lo no aprendido y aceptar la cuota de ambigüedad e inseguridad cuando enfrentamos un reto y un desafío común y necesario como es la construcción de una patria productora y socialista solo así se impulsará cambios de contexto en nuestro propio pensamiento individual, grupal, institucional y colectivo y; entrar en dialogo y sistematización permanente de lo que se hace y dice desde la praxis creadora, innovadora y transformadora que permita la diversidad y enriquecimiento del pensamiento y de acciones desde nosotros mismos al apuntar a cambios y transformaciones en nuestro entorno real y concreto de cada día, dándole forma a la idea/sentimiento que nos moviliza, que nos crea esperanza, de ser todo aquello que es posible ser, cuando entendemos nuestra tarea histórica y nuestras propias capacidades para alcanzarlo.
Unidad, Unidad y Unidad, tenemos Patria vamos hacerla más bonita…
alicesocorro2000@yahoo.es