Hablábamos y escuchábamos Los Porretas que nos hacía muchísima gracia aunque pensándolo ahora seguro que no era para niños o quizás nos reíamos por las carcajadas de mi padre. A veces escuchábamos las noticias y uno de esos días de las noticias, según girábamos para bordear el monumento a Calvo Sotelo que había en el centro de la plaza donde ahora está el falo dorado de Calatrava, le pregunté: «Papá, cuándo se decide hacer una carretera, ¿Lo decide el Rey, que se lo dice a Adolfo Suárez y él se lo dice a otro que luego te lo pide a ti que eres ingeniero?»
No sé qué me contestó. No recuerdo si se rió o me dio alguna explicación pero ayer me acordé de ese día y de la sensación de tener a alguien a quién preguntar lo que no sabes. Ayer al llegar a casa, aparqué detrás de un coche que tenía un cartel en el parabrisas trasero en el que ponía: «Compro casa en este barrio» y pensé ¿Quién pone estos carteles? ¿Alguien, alguna vez, habrá conseguido comprar una casa así? Y como ya no tengo los siete años de aquella mañana en Plaza de Castilla, me deslicé a pensar: seguro que es una trampa, blanqueo de dinero o una táctica de Securitas Direct.
¿Quién compra casas así? ¿Quién vende poniendo carteles de "me venden" en la ventanilla de su coche? ¿Quién decide comprar pintura y escribir con enormes letras "Se alquila" en el escaparate de su local comercial? ¿Alguien, alguna vez, decidió su voto por las banderolas de las farolas?
Hacerse mayor es no tener a nadie a quien preguntar estas cosas sin que se rían de ti.