Fueron las madrugadas de mis dieciséis años:
abría la ventana de mi cuarto
sobre aquella ciudad colonial y tranquila,
y contemplaba sus modestas luces
junto al mar oscuro.
La vida ya ha pasado. Otras luces
de otra ciudad se fueron encendiendo.
Cuando miro tus ojos todo empieza otra vez.
La oscuridad al fondo: como si fuese el mar.