Revista Comunicación

«Tengo 78 años y me siento apartado por los bancos»

Publicado el 28 enero 2022 por Nafuente
«Tengo 78 años y me siento apartado por los bancos»
Tengo casi 80 años y me entristece mucho ver que los bancos se han olvidado de las personas mayores como yo. Ahora casi todo es por Internet... y no todos nos entendemos con las máquinas. No nos merecemos esta exclusión. Por eso estoy pidiendo un trato más humano en las sucursales bancarias. No paran de cerrar oficinas, algunos cajeros son complicados de usar, otros se averían y nadie resuelve tus dudas, hay gestiones que solo se pueden hacer online [...] Esto no es ni justo ni humano. Antes entrabas en la caja y hacías un pago o cualquier otra gestión. Pero cada vez más, para trámites sencillos, te exigen usar tecnologías complejas que muchos no sabemos utilizar. Muchas personas mayores están solas y no tienen nadie que les ayude, y otras muchas, como yo, queremos poder seguir siendo lo más independientes posibles también a nuestra edad...

Así arranca el texto en Change.org de la exitosa campaña que ha recogido cerca de medio millón de firmas en el momento en el que escribo esto. Carlos San Juan, el valenciano de 78 años que hizo viral la campaña Soy mayor, pero no idiota, ya ha cosechado sus dos primeros éxitos al hablar telefónicamente el pasado martes con el Ministerio de Economía y ayer miércoles con el Gobernador del Banco de España, que le ha reconocido las carencias de la banca en este asunto. Más que carencias, yo diría pasotismo absoluto porque este problema salta a la vista para cualquiera que pise un banco. Si quieres firmar en esta campaña PINCHA AQUÍ.

Carlos San Juan tiene toda la razón porque lo que denuncia lo vemos a diario. La digitalización no puede crear sociedades de primera, segunda y tercera división, y las instituciones deberían velar por que nuestros mayores sean debidamente atendidos por los bancos, los mismos que venden la moto de que no tienen recursos mientras compran otras entidades financieras para seguir expandiéndose y batir récords de beneficios en esta espiral de avaricia que nos rodea. Los mismos que echan a miles de trabajadores y dejan sus abarrotadas oficinas con servicios mínimos.

Bravo por este hombre y por todos los que han hecho posible esta acertada campaña. Mejor que bravo, bravísimo. Y ya tiene narices que sea un anciano el que haya dado este necesario puñetazo en la mesa.


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