'Tengo una pila de páginas tuyas en mi armario'

Publicado el 19 julio 2011 por Bruce

P: Tú definiste a Hulk.
Herb Trimpe: Bueno, algunas personas piensan que sí. Eres muy amable por decirlo. Nunca pensé en esos términos hasta que la gente comenzó a ... de hecho en los últimos años, probablemente en los últimos cinco años o así sí que lo he oído. Acabo de oírlo de nuevo. Fue en una pequeña convención en Boston. Dio la casualidad de que yo estaba en la misma ciudad el fin de semana que la convención se llevó a cabo, así que cuando el tipo me llamó le dije que sí. Porque normalmente, la última vez que estuve en una convención fue en San Diego el año pasado, que es la más grande aquí en Estados Unidos. Y normalmente no hago viajes de un día o algo así para ir a convenciones, pero estaba allí y ya sabes, hablé con más gente y un par de ellos más o menos pensaban lo mismo. Da casi un poco de vergüenza ser llamado el artista definitivo de Hulk. Habría sido agradable si hubiera inventado el personaje (risas).
P: Ahora, cuando dices que ya no eres aficionado a los cómics, que no tienes ningún interés, sin el deseo de recordarte algo malo, ¿parte de eso tiene que ver con la forma en que Marvel te trató al final?
HT: No realmente. Ya estaba algo harto unos diez años antes de irme. Al igual que los primeros diez años fueron como morir e ir al cielo, en los siguientes diez años los ejecutivos llegaron y tomaron el control y se convirtió en algo muy competitivo entre la gente creativa. Así que todo el mundo trataba de quedar por encima del otro. Y los egos eran... no era divertido. No era divertido hablar con la gente. No me importaban los trabajos que hacía o los proyectos en los que estaba. Era una raza diferente de individuos. Básicamente estaban todos bien pero la actitud en términos del valor de... para mi propio perjuicio probablemente y para el de otros tipos que trabajaron en la industria al principio -y tengo una historia muy buena de John Buscema- había un montón de esa generación cuando empecé a trabajar allí; los plazos de entrega eran muy ajustados, hacías el trabajo, te pagaban, se publicaba y eso era todo. Cuando Neal Adams llegó fue muy bueno en ese aspecto, tuvimos un gremio del comic llamado la academia de las artes del comic durante bastantes años, él negociaba con los editores y básicamente conseguía que se le devolviera el arte a su creador. No tanto royalties porque ellos no querían, eso sería reconocer que el artista tenía una parte en la creación del material, pero conseguíamos dinero basado en las ventas, lo que hizo que los editores se diesen cuenta de que había creadores interesados en el arte y lo que sucedía con él.
Yo fui re-educado en ese sentido porque sólo pensaba en hacer el trabajo, que me pagasen y no me importaba si no volvía a verlo. Y fue así durante toda mi carrera en el comic. Pero la gente como tú y la que conozco en las convenciones hace que aprecie más el trabajo. Hacen que vuelva a mirarlo y a pensar: hey, quizá algo de este material no estaba tan mal después de todo.
P: Era todo bueno.
HT: Me alegro de oirlo, la gente me da las gracias por hacer el trabajo y yo lo hacía por dinero pero por otra parte tengo que devolverles las gracias porque su agradecimiento me emocionó y aprendí a respetar el trabajo un poco más. Yo no tenía mucho respeto por él, ni tampoco otra mucha gente. Una historia: estuve hablando con John Romita hace poco y me contaba que tenía una pila de arte de Buscema en su archivo contenedor. No sé cómo, quizá lo entintó él, no sé, y lo usaran como referencia para algún proyecto. Romita llamó a John Buscema y le dijo “John, tengo todo este material. Una pila de 6 pulgadas de tus páginas en mi armario y las he tenido durante años. Creo que tendrías que tenerlas tú.” Y él dijo “Nahhhhh no quiero molestarme, puedes quedártelo, no tengo espacio. Quédatelo, quédatelo”.

Sabes, esa es básicamente la actitud con la que crecí en la industria. Muchos de los tipos que trabajaban en el negocio eran artistas comerciales. No eran fans del comic, no crecieron siéndolo, eran artistas comerciales que hacían comics como fuente de ingresos, porque muchas veces Nueva York era muy competitiva para la ilustración comercial y mucha gente hacía comics. No se pagaba tan bien, pero era constante. Esos son los tipos con los que me relacionaba al principio y aprendí eso de ellos.
Siempre pensé en eso como una actitud profesional porque lo importante eran los plazos de entrega y la pericia, la habilidad y entregar el trabajo a tiempo. Sé que cuando yo estaba trabajando para Marvel en los primeros tiempos había una sola razón... a alguien se le despidió una vez y la razón fue que se perdió una fecha de entrega o se perdió tal vez más de una fecha de entrega. Y cuando perdías una fecha de entrega, los impresores estaban sindicados contra nosotros y esperaban que se les pagase de cualquier modo y le costaba a la empresa un montón de dinero si un comic llegaba tarde e iba tarde a la imprenta. Ahora ya no importa, ya sabes que los comics se van a retrasar. Cuando me fui a mediados de los años 90 muchos de los editores estaban en un caos, había material atrasado todo el tiempo, nadie tenía ninguna consideración por entregar un trabajo a tiempo. No digo todos, pero sí un montón de gente. En otras palabras, las actitudes habían cambiado mucho. Se habían convertido en este tipo de mentalidad de estrella. Sabes, todo el mundo pensaba que estaba en el mundo del espectáculo, porque los cómics estaban recibiendo un montón de relaciones públicas. Pero nunca pude lidiar del todo con eso. Pensaba que interfería con terminar el trabajo.
(Fuente)