Uno va a ver ' Why Him? (¿Tenía que ser él?)' pensando lo que va a ver. Se hace a la idea, medita, se acuerda de lo bonito del hecho que haya variedad de ofertas para todo tipo de público y se mete en la sala. '¿Tenia que ser él?' es el último capricho de Ben Stiller y James Franco, un producto en el subsuelo, englobado dentro del género "ideal para gente básica". Stiller produce y Franco produce y protagoniza, porque es muy artístico el chico y muy creativo, siempre inquieto. Lo de "protagonizar" vamos a cogerlo con pinzas, porque se pasea haciendo de él mismo, con un guion escrito por John Hamburg, especialista en este género tan bonito.
Una pija se lía con un cretino nuevo rico y la familia de ella va a conocerlo. Qué risa, qué frescura. El padre de la niña es Bryan Cranston (Trumbo, Infiltrado), nuestro creador de drogas favorito. Se nota que el señor tenía ganas de cobrar un pastón por no hacer nada. No se hace nada porque el guion no da pie, no ocurre nada, es una sucesión de chistes malos y tópicos mil veces vistos, sin gracia ninguna. No falta la escena escatológica, algo debe de hacer mucha gracias a la humanidad, por lo visto. Para colmo hay que soportar unos diálogos horrendos que encima el doblaje tiene que adaptar, resultando una vergüenza ajena de la que conviene huir. O no. El cartel no engaña. El trailer tampoco. A tu cuñado idiota le va a encantar.
Es muy importante que el guion de este tipo de comedias tenga una moraleja de saldo para que tu cuñado salga del cine pensando que es inteligente porque un James Franco recién salido del gimnasio le ha enseñado que las apariencias engañan y lo importante es la bondad. Una moraleja que se sabe contiene el guion sin terminar de leer la sinopsis oficial. Para colmo, tanto el texto como la cinta en general es presuntuoso, mostrando una tecnología absurda, un asistente de voz graciosete y mucha referencia a cosas de Internet, para que se note que está rodada en 2016. Todo al nivel del subsuelo, por supuesto. Zoey Deutch tiene el personaje más agradecido y en la película aparece preciosa. No parece que esté en piloto automático, cosa que se agradece.
Recomendable si tienes una reunión de amigos del instituto o algo así, con un montón de gente básica que se reirá mucho con chistes de hacer caca y escenas del estilo. En ese momento, durante la proyección, puedes coger las palomitas, metértelas enteras en la boca, atragantarte y pasar un buen rato mientras los cuñados intentan salvarte la vida. Igual no sale de esa, pero habrá risas con más sentido que las que tiene el guion de esta cosa.