La idea de incrementar en doscientas treinta personas las cifras del paro en Gijón, es mala, muy mala, especialmente en los tiempos de crisis que nos ha tocado vivir. Tenneco decide cerrar la factoría de nuestra ciudad por motivos económicos, como no puede ser de otra manera, y trasladará la producción a países emergentes con mano de obra más barata o apretará el cinturón en otros centros, tanto da, el caso es que más de dos centenares de nuestros conciudadanos pasan a engrosar las listas del paro y hunde aún más la precaria situación económica que atravesamos.
Alegan los trabajadores que la empresa es rentable, mientras la directiva informa inequívocamente de que la decisión está tomada y que no tiene marcha atrás, prometiendo un cierre lo menos traumático posible, si es que lo es. La verdad es que ignoro los números de Tenneco, pero tengo la seguridad de que en caso de resultar verdaderamente rentable, sus directivos no hubiesen procedido a su cierre. Por otro lado, si la fábrica es económicamente viable, quiero recordar que fue en tiempos de la pasada dictadura cuando se ideó el método de las cooperativas para que los empleados fuesen simultáneamente los empresarios, y resultaría factible seguir con la actividad. En vez de lanzar soflamas sin justificar, mejor se planteaba una reunión para que quienes defienden la viavilidad de la empresa se hagan con el control de la misma asumiendo la responsabilidad y poniendo, no solo el trabajo, sino la parte de riesgo que a cada uno corresponda.