Esta barrita de chocolate es la tentación preferida de los húngaros y tiene muchos fans fuera del país. Entre ellos yo.
Tengo que confesaros que no fue un amor a primera vista. Te lo ofrecen como una barrita de chocolate y lo que menos te esperas al morderlo es encontrarte con el amargo sabor del queso fresco. Porque sí, el interior está lleno de queso fresco. Pero la segunda vez que lo probé sabiendo ya lo que era, me gustó.
Y ahora cada vez que voy a Hungría o que mi amiga Niké viene a verme, siempre me trae unos cuantos guardados en la maleta. No muchos porque la barrita Túró tiene un inconveniente: hay que mantenerla en el frigorífico y su caducidad es muy limitada.
Si vas a Hungría no te olvides de echar un vistazo en los supermercados y ver la edición limitada. Hace dos veranos encontré uno como el de abajo con avellanas, pero también de fresa, relleno de chocolate negro y una infinidad más que no recuerdo pero que tanto yo como mi por entonces novio y mi compañero de piso, devoramos ávidamente.
Si vas a Hungría, no dejes de probarlo, pero ten en cuenta que el interior es de queso, así que no esperes un dulce muy dulce.