En la guerra por los derechos de televisión en el fútbol español no se ha dicho todavía la última palabra. Hace unos años parecía que la cosa estaba decantada en favor de Mediapro, pero Audiovisual Sport sigue manteniendo algunos equipos en cartera que le dan buenos dividendos.
Uno de esos pocos equipos que mantienen en cartera es el Real Betis Balompié, equipo centenario que lleva 2 años en la 2ª División. La temporada pasada no ascendió después de un extraño escándalo de compra de partidos por parte del Hércules que quedó guardado en un cajón de la Federación de Fútbol, y este año pese a hacer una primera vuelta de record la cosa comienza a torcerse.
Pero hay cosas que huelen mal, porque es muy raro que un equipo que pierde 2 partidos en la primera vuelta sea capaz de perder 5 partidos consecutivos al comenzar la segunda vuelta. Más si cabe, que en los últimos 7 partidos le hayan anulado 5 goles reglamentarios y que a los otros 2 equipos que le disputan el liderazgo les haya regalado goles que no llegaron a entrar (hoy mismo hay un gol regalado al Rayo).
Suma a esta posible manipulación por parte de la Federación que el contrato televisivo del Betis es de poco más de 2 millones de euros, menos del 10% de lo que cobraría en Primera División. Pero resulta curioso que el Betis es uno de los equipos que mayor audiencia consigue en televisión (incluso jugando en Segunda División), por tanto a los propietarios de derechos de televisión les resulta muy rentable que se mantenga en Segunda.
Y las ciudades con equipos de Segunda también están encantados de recibir a los cientos de aficionados que acompañan al Betis por toda España. Ingresos extras en tiempo de crisis, que favorece a la hostelería y comercio en general. Así que los políticos están locos de contentos.
Quién rechazaría la oportunidad de mantener en Segunda a una especie de “Real Madrid”, que llena estadios jugando fuera de casa, que genera ingresos en las ciudades que visita, que consigue mejores audiencias que el 70% de equipos de Primera… Y todo eso por sólo 2 millones de euros?
Vale, llámame conspiranoico, pero todo ésto apesta.