Teoría de juegos y conflictos en las organizaciones políticas

Publicado el 17 enero 2013 por Trinitro @trinitro

Para cualquiera que siga la política verá que una diferencia entre la política que se producía en los años 90 y las de esta última década es que los partidos parecen tener más líos internos.

Eso no es cierto, rebeldes, críticos y protestones los ha habido antes. Y direcciones que aplican rodillos y que gestionan el conflicto al viejo estilo (dejar morir y marginar a las voces críticas) también han existido.

Los conflictos dentro de una organización política se pueden analizar con la teoría de juegos, como un output de coste/beneficio entre actores.

Primero definiré los actores:

Stablishment: Es la dirección de la organización política y el conjunto de cuadros que la apoyan y se ven beneficiados por ella (véase ley de hierro de las oligarquías). Asumo que el stablishment ejerce un dominio bastante sólido de la organización política y que realmente los rebeldes solo son una amenaza menor a su hegemonía.

Rebeldes de tipo 1: Pretenden presionar para realizar cambios por los motivos que sean pero temen perder sus cuotas de poder.

Rebeldes de tipo 2: Pretenden presionar para realizar cambios pero no temen perder las sillas ya que lo que les motiva es algo más ideológico (o están locos).

Segundo definiré que acciones pueden tomar los actores.

El Stablishment puede tomar dos posiciones, la de imponer el rodillo y aplicar a marcha-martillo sus tesis, o la de ofrecer un pacto a las corrientes rebeldes, integrando sus propuestas, pactando, etc… Por otro lado los rebeldes son los que pueden ofrecer un abanico de respuestas más amplios, aceptar el rodillo sin realizar ninguna otra acción, retirarse del juego integrándose en el stablishment, plantear una actitud de negociación para conseguir propuestas pactadas, realizar una labor de rebeldía pública o marchar de la organización política.

Hasta la década pasada una matriz de retornos que modelice los posibles resultados podría ser esta:

Rebeldes [tipo 1/ tipo 2] / Stablishment     

Imponer rodillo    

Ofrecer pacto    

Aceptar calladamente la relación de fuerzas

0 , 10

—-

Rendirse e integrarse en el stablishment

[2/0] , 10

—-

Pedir un pacto

0, 10

5,  8

Rebeldía

0, 9

0, 7

Marchar

[0/1], 9

—-

En general para el stablishment le es más cómodo aplicar el rodillo: en todas las posibles respuestas de los rebeldes sacarán el mayor rédito.

También es normal que históricamente todas las minorías hayan optado primero por pedir un pacto y si no se conseguía optar algunos por marcharse y otros por abandonar la lucha interna e integrarse a pesar de que no coincidan con la opinión del stablishment. Mantener “el sector crítico” y no hacer nada le otorga todo el campo al stablishment, el retorno es 0, mantener acciones rebeldes públicas debilita la organización pero no consigue ningún beneficio para el ala rebelde. Los tipos dan la lata en las asambleas y reuniones pero no sale nada de ahí si se aplica el rodillo.

De ahí que el resultado más evidente es el que ya es la canónica y conocida ley de hierro de los partidos ya que el Equilibrio de Nash de este juego es que  el stablishment aplique de forma sostenida el rodillo sin problemas y que los rebeldes abandonen su actitud y se dejen “comprar” o se larguen de la organización política. Esta situación es bien conocida… y explica la estabilidad de las organizaciones políticas pero también la dificultad para adaptarse a las situaciones de profundo cambio al haber erradicado toda crítica interna por la vía de la fuga de capital humano o por el anestesiamiento de esta.

Aunque el llamado “óptimo de Pareto” donde todo el conjunto alcanza un output mayor sea el del pacto entre stablishment y rebeldes es lo que más beneficia al conjunto y seguramente permite mantener capaz a las organizaciones políticas de atender a situaciones cambiantes, las estrategias que maximizan el output de los actores no lleva a ella. El stablishment gana en todas las circunstancias si aplica el rodillo y en esa circunstancia los rebeldes solo pueden tomar dos estrategias.

De hecho, se identifica ese óptimo de Pareto que hay organizaciones políticas que tienen reglas que protegen a las minorías internas y les permiten unas cuotas de participación. Aún así, estas reglas pueden saltarse (con las conocidas escaletas para excluir grupos minoritarios), y en el fondo han servido para mantener anacronismos simbólicos, que ciertos líderes medio defenestrados mantengan una apariencia de que aún dirigen algo o para crear grupos falsas minorías críticas que sirvan para justificar a la propia dirección política. Al final, la ley de hierro de los partidos es dura e inapelable.

Redes sociales y herramientas de autopublicación al servicio del conflicto político asimétrico

Este estado de la cuestión hegemónico hasta hace una década parece que se altera. Uno de los grandes problemas que tienen los rebeldes de las organizaciones políticas es que no tienen forma de ponerse en contacto unos con otros y conocerse. El stablishment controla los censos, conoce las estructuras intermedias, las conforma y permite tener una labor de coordinación de muy alto nivel. Los rebeldes no… hasta ahora.

Hoy en día que dos personas de una organización política que no tienen contacto físico territorial es mucho más fácil. Si uno está enfadado con el stablishment por el motivo X, es más fácil que entre en contacto con otros que también lo estén. A parte las herramientas de autopublicación (blogs, redes sociales) rompen una barrera comunicativa que hasta ahora se daba. Antes quien accedía a los mass-media y a los recursos de la organización política para comunicar era solo quien el stablishment decidía. Aunque ahora es así en mayor medida, existe un margen que se supera. Con mucho esfuerzo los rebeldes pueden conseguir tener un micro o que un medio muestre la atención por sus posturas. Pero es más, las herramientas de autopublicación son ahora una fuente de canalización de las críticas mucho más eficaces que toda la estructura institucionalizada, cerrada y agotada de canalización del conflicto internas. La opción de mantener un conflicto político asimétrico y conseguir réditos (en este caso más simbólicos como que tu mensaje llegue más allá de una triste asamblea, y conseguir posiciones que rompan la hegemonía cultural interna) es una opción racional.

Por poner un ejemplo, el famoso blog de Duran Lleida es causa de más problemas a Artur Mas que todos los debates internos que tengan en la coalición política.

Esta nueva situación altera la parrilla de retornos según las estrategias posibles.

Rebeldes [tipo 1/ tipo 2] / Stablishment     

Imponer rodillo    

Ofrecer pacto    

Aceptar calladamente la relación de fuerzas

0, 10

—-

Rendirse e integrarse en el stablishment

[2/0] , 10

—-

Pedir un pacto

0, 10

5, 8

Rebeldía

[3/1], 8

2, 7

Marchar

[0/1], 9

El óptimo de Pareto sigue siendo pactar y construir conjuntamente, pero los equilibrios de Nash posibles se alteran. Los que marchaban silenciosamente tienen una alternativa que es mantener esa rebeldía pública. Algunos desde “dentro” de la organización, pero incluso la marcha puede hacerse con muestras de rebeldía pública (al estilo de Rosa Díez o Ernest Maragall), fundando organizaciones políticas con rebotados y excindidos de esas organizaciones políticas.

No es de extrañar que uno de los partidos más activos en las redes sociales (en proporción a sus militantes reales) y más plagados de ex-militantes de otras organizaciones políticas sea UPyD.

Los rebeldes tienen ahora la capacidad de hacer una guerra asimétrica, aprovechar las ocasiones mediáticas para que su mensaje aparezca, utilizar las redes sociales para coordinarse, etc.. El “output” de mantener la rebeldía puede ser positivo en lugar de nulo (ya es mucho para quien su alternativa es rendirse o marcharse que su mensaje pueda propagarse, aparecer en los medios, llegar a otros miembros de la organización).

Por tanto deberemos acostumbrarnos a que en las organizaciones relativamente grandes (donde es más fácil que haya un stablishment consolidado y suficiente masa crítica como para que haya diversas percepciones y tendencias), y con márgenes para la democracia interna (en partidos más monolíticos donde las herramientas de sanción interna pueden ser más eficaces las posibilidades de rebeldía serán menores) este tipo de situaciones se produzca.

Posibles soluciones: endurecimiento de los régimenes internos y degradación de la democracia interna o cambios institucionales internos que rompan la ley de hierro de partidos.

Ante esta situación, y viendo las reacciones que han ido teniendo los stablishments ante este tipo de situaciones se pueden dar, creo solo dos soluciones.

El stablishment puede cambiar las reglas de juego, reforzar sus herramientas de sanción interna, endurecer el control de la organización y terminar expulsando a los rebeldes. Esto es muy típico de organizaciones muy jerarquizadas y gerenciales, el caso de la derecha y de la extrema izquierda española es paradigmático. Con el riesgo de que el conjunto de excindidos te monten una alternativa que localmente sea más fuerte  incluso que la organización original o como mínimo les reste votos. Algunas de las reacciones que ocurre en partidos en crisis contra “los compañeros que utilizan las redes sociales para decir su opinión cuando esta es contraria a las tesis mayoritarias” son solo un síntoma menor de esta tendencia hacia el endurecimiento contra la crítica.

Mientras el stablishment la podía mantener dentro de la organización y sometida al rodillo, la crítica es algo bonito y que enriquece la organización, cuando esta pone en cuestión al stablishment y tiene capacidad de conseguir pequeños éxitos ya se considera como algo problemático. Doble lenguaje, porqué no se critica la estrategia de maximización de beneficios que sigue el propio stablishment y que tampoco es la que consigue un óptimo de Pareto.

Otra es generar cambios institucionales que obliguen al pacto a los diversos actores. Si los rebeldes ven que hay formas institucionales de que algunas de sus propuestas prosperen verán que el pacto y la paz interna consiguen mejores réditos.

Uno de los grandes misterios del porqué el PSF y algunas otras organizaciones políticas de izquierda adoptan medidas que electoralmente son bastante cuestionables como las primarias (en las primarias los partidos muestran sus tripas, los candidatos se tiran los trastos unos a otros, mientras los candidatos de coaliciones rivales solo tienen que esperar con los brazos cruzados a ver como se descuartizan internamente), responden más a generar mecanismos de pacto y canalización del conflicto interno que a la larga consiguen llegar a acuerdos que son más positivos para el devenir de la propia organización política. No era solo conectar con un electorado desencantado y dar una imagen de participación y abertura, sino posiblemente contentar a su propio público interno. Otra alternativa puede ser medidas de limitación de mandatos muy duras.

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