Terapeutas del alma : chamanes, brujos y médicos

Publicado el 06 agosto 2016 por Redespress60

El chamanismo se refiere a una clase de creencias y prácticas tradicionales similares al animismo que aseguran la capacidad de diagnosticar y de curar el sufrimiento del ser humano.

Los chamanes consideran ese logro contactando con el mundo de los espíritus y formando una relación especial con ellos. Aseguran tener la capacidad de controlar el tiempo, profetizar, interpretar los sueños, usar la proyección astral y viajar a los mundos superior e inferior. Las tradiciones de chamanismo han existido en todo el mundo desde épocas prehistóricas.

El principio general del animismo es la creencia en la existencia de una fuerza vital sustancial presente en todos los seres animados, y sostiene la interrelación entre el mundo de los vivos y el de los muertos, reconociendo la existencia de uno o múltiples dioses con los que se puede interactuar. Sus orígenes no son precisables al contrario que las religiones proféticas, siendo junto al chamanismo una de las más antiguas creencias de la Humanidad. Ya la religión del Antiguo Egipto está fundada sobre bases animistas.

Terapeutas del Alma

La palabra «chamán» se refería originalmente a los sanadores tradicionales de las áreas turcas y mongolas de Siberia y Mongolia. Chamán significa ‘médico’ en turco-tungus ―significa literalmente ‘el que sabe’―. En su uso común, es equivalente al de brujo, un término que une las dos funciones del chamán: conocimiento del saber mágico y capacidad de curar a las personas y de reparar una situación problemática.

La mayoría de los sistemas de creencias animistas sostienen que existe un alma que sobrevive a la muerte del cuerpo. Creen que el alma pasa a un mundo más cómodo. Otros sistemas, como el de los Navajo de América del Norte, aseguran que el alma permanece en la Tierra como fantasma, a veces malvado. Otras culturas combinan estas dos creencias, y afirman que el alma debe escapar de este plano y no perderse en el camino, de lo contrario se volvería fantasma y vagaría durante mucho tiempo.

Por ello se consideraba necesario realizar funerales de duelo y adoración a los ancestros. En las culturas animistas  los rituales eran realizados por sacerdotes o chamanes con poderes espirituales  para acompañar al alma hacia el otro mundo.

La práctica de reducción de cabezas que realizaban algunas culturas de América del Sur deriva de la creencia animista en que el alma del enemigo puede escapar si no se atrapa dentro de su cráneo. El enemigo entonces transmigraría al útero de una hembra de animal depredador, de donde nacería para vengarse del asesino.

También la enfermedad en las sociedades tribales se veía como una desarmonización, como la indicación de que algo funcionaba mal en el alma. La condición física era síntoma de discordia y prueba de la desconexión entre cuerpo, mente y espíritu. La buena salud se producía cuando el cuerpo y el alma operaban en armonía con la mente. La curación chamánica supone reconocer que la causa primordial de muchísimos problemas de salud podría ser espiritual y/o mental. Los chamanes de hoy son sobre todo “terapeutas del alma” porque su visión de los trastornos físicos es holística, es decir, integradora, global.

El chamanismo en Europa

El chamanismo tuvo gran tradición en el continente europeo e incluso permaneció como religión en zonas de Rusia y también en Las Islas Canarias, España, donde los aborígenes eran conocidos como guanches, mientras los sacerdotes o chamanes eran reconocidos por el nombre de guadameñes.

Guadameñe, Guañameñe o Zahorí, era el rango más alto de sacerdote o chamán guanche que asesoraba a los monarcas aborígenes, los llamados menceyes, en la isla canaria de Tenerife antes de la conquista castellana. Gozaban de una alta consideración social y tenían un gran conocimiento de la tradición oral e interpretaban los fenómenos naturales y celestes. Posiblemente tenían una gran influencia en el control político. Presidían las asambleas o Tagoror y vestían de negro y llevaban al cuello un amuleto  llamado Guatimac.

Este amuleto guanche fue encontrado en el año 1885 en el barranco de Herques en Tenerife, Canarias, España, en una cueva y envuelto en pieles de cabra. Realizado en barro cocido, se guarda incompleto al faltarle dos apéndices que salían de la cabeza. Junto al cuello posee un agujero para pasar una correa ya que aparentemente fue concebido para ser colgado al cuello. Estos iconos eran usados por la casta sacerdotal aborigen de los Kankus o bien por los Guadameñes.

En el lugar del hallazgo del ídolo se habían encontrado, a mediados del siglo XVIII, un abundante número de momias guanches en una cueva sepulcral. 

Para tribús húngaras como los magiares, el Universo se encontraba sobre un árbol titánico, el árbol de la vida. En sus raíces se encontraba el inframundo y en su copa, los dioses. El centro de su religión era la adoración al ciervo sagrado y a un águila celestial llamada Turul. Los chamanes actuaban a modo de sacerdotes que poseían dotes mágicos. Estos hombres eran elegidos por la divinidad con algún defecto físico, como la presencia de seis dedos y por eso actuaban como intermediarios con los seres supremos.

En la Edad Media estas prácticas fueron perseguidas, sobretodo en lugares como Alemania. La Inquisición quemó en la hoguera a miles de brujos y brujas.

En Siberia muchos de sus pobladores mantienen estas tradiciones paganas hasta el día de hoy. Los ancestros fueron grupos de cazadores de renos. El chamanismo está tan arraigado en la zona siberiana que se registran pueblos practicantes en la zona de Manchuria y Mongolia. En este caso, el último chamán conocido de Siberia fue Chuonnasuan (Meng Jin Fu), que murió en el año 2000.


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